Mi Lolita Andrea
( Relatos Heterosexuales )


        Me casé hace 7 años, con Maria Alejandra, hemos sido un matrimonio promedio, eso si, libre de infidelidades hasta ese momento. Por la recesión económica que tiene casi toda la America Latina, me quedé sin empleo hace 5 meses, asi que eché mano de una empresa consultora que teníamos entre varios amigos, sin embargo, aún allí había poco trabajo.

La historia comienza cuando ahora estoy en casa en horas que anteriormente estaba trabajando; teníamos una vecina de edad avanzada que vivía con su nieta, a quien llamaremos Andreita quien es una adolescente, tez blanca, delgada, pelo castaño oscuro, unos lindos ojos verdes, piernas delgadas, un lindo culito parado, pero su mayor atractivo era que tenía unas tetas de mujer adulta, a pesar que no eran de tamaño escandalozo si eran grandes para su edad.    Los padres de Andreita estaban divorciados y cada uno se había vuelto a casar y por eso ella vivía con su abuela.
Yo no sabía que mi esposa casi todos los días la recibía en nuestra casa para ayudarla con sus tareas del colegio, luego me explicó que la abuela de la chiquilla se lo había pedido como favor especial, debido a que ella o tenía ni el conocimiento ni la paciencia para hacerlo.

        Al principio Andreita no me causó ninguna impresión especial, si era una chiquilla muy bonita, de buen aspecto, pero nada más.   En esos días, mi esposa consiguió trabajo en una oficina jurídica, y fue decisión de ella aceptar el trabajo para ayudar en la economía familiar, aún no teníamos hijos, pero acostumbrabamos a vivir a un nivel bastante decoroso. Asi que mi esposa me pidió que mientras estuviera en la casa, pues que ayudara a esta chiquilla con sus tareas, y allí empezó el problema.

        El primer día, llegó Andreita con su falda de cuadros del colegio y una camisa blanca, la cual tenía con varios botones sueltos, lo cual hacía que sus desarrolladas tetas se mostraran a casi la mitad. No le había puesto mucha atención antes, pero ese día me fascinaron sus senos juveniles. Acostumbraba ella a hacer las tareas con mi esposa en la sala, asi que allí estuvimos, la chiquilla era bien desenvuelta, hablaba bastante, tenía siempre conversación.   En eso hicimos la tarea de matemáticas y la dejé haciendo unos ejericios mientras yo iba al baño de mi habitación. Me tardaría unos cinco minutos, cuando regresé, Andrea estaba tirada acostada en el piso de la sala con las piernas dobladas hacia arriba, haciendo su tarea, desde mi ubicación se le podía ver claramente sus piernas delgadas y blancas y sobre todo sus braguitas blancas, me excitó mucho la situación, me quedé un minuto apreciando a la chica. Luego hice como si nada hubiera sucedido y la ayudé a terminar, luego se marchó a su casa.

        Por la noche, tuve sueños húmedos no intencionales, teniendo como protagonista a Andrea, me preguntaba que me estaba pasando, si era solo una adolescente. Sin embargo, comencé a tener un sentimiento de emoción cada vez que le abría la puerta para que entrara a la casa.   Nunca había sentido una sensación como esa. Como al tercer día, me comentó que tendría un examen muy dificil de cierta materia y que estaba preocupada, yo le dije que podía ayudarla a estudiar, que conocía un poco de ese campo, asi que nos pusimos a estudiar juntos; siempre durante esos momentos, yo trataba de ponerme varias veces atrás de ella para verla, ya que su camisa me dejaba ver buena parte de sus lindas tetas, eso me fascinaba verle.

        Al día siguiente de su examen, cuando abri la puerta para dejarla entrar, Andrea se avalanzó sobre mi quedando prendida de mi cuerpo, su intención era darme un beso debido a que le había ido de maravillas en su examen, sin embargo como me tomó desprevenido moví la cara y el beso me lo pegó mitad mejilla y mitad los labios, ella se sonrojó, pero para mi fue delicioso y morboso. A partir de allí, comenzamos a tener más confianza, aveces le cocinaba alguna comida que ella prefería, otras veces jugabamos juegos o a hacernos cosquillas y asi fue creciendo nuestra relación.   Se fue convirtiendo en una obsesión para mi.   Juro que me deseperaba esperar tantas horas para volverla a ver por las tardes. Por supuesto todo esto no lo sabía mi esposa.

        Cierto día, su tarea era sobre los organos de fecundación del hombre y la mujer; Andrea me preguntó como funcionaban ambos organos, eso me superéxito en su momento, el morbo se apoderó de mi, ella tenía un libro con algunas ilustraciones, asi que le empecé a explicar primero los de la mujer, le dije que se llamaba vagina y señalé la parte en el libro, ella preguntó casi inmediatamente que para qué servía. Le dije que la cuando dos personas se querían o amaban, el hombre ponía su parte dentro de la parte de la mujer y podían sentir placer o bien cuando planificaban tener un hijo. Eso le interesó a Andreita. Mas tarde..

-Puedo ver tu parte?- me preguntó inocentemente.
Yo me quedé paralizado, no sabía que hacer o contestar.
-Tengo compañeras en la clase, que ya le han visto su parte a sus novios!- me volvío a decir.
-Y tu haz visto la parte de un hombre?- ahora pregunté yo.
-No!, solo en los libros- me respondió

La conversación creo un morbo insospechado.   Asi que me bajé los pantalones, me di cuenta hasta ese momento que tenía una monumental erección, pero seguí adelante, me puse de pie mientras ella permanecía sentada en el sofa. Me bajé el boxer, y le mostré mi masculinidad, mi verga estaba bien parada, con su cabeza morada y brillante, con varias venas que la irrigaban.

-Don Julio, es grande, más grande que en el libro- me dijo mostrándome la fotografía del libro la cual tiene un corte transversal.
-Lo que pasa es que la tengo erecta!- traté de explicarle.
-Y por qué la tiene erecta!- volvió a insistir.
-Cuando a un hombre le gusta una mujer, se le para el pene, que asi se llama esto- le expliqué señalándole mi miembro.
Hubo una pausa. Entendió de algún modo que la tenía erecta por ella.

-Bueno ahora te toca a ti mostrarme tu parte!- le pedi
Luego de pensarlo unos segundos, me dijo   -Bueno…-
Se puso de pie y ante mis ojos, se quitó la falda a cuadros, y luego lentamente fue deslizando sus braguitas por sus piernas, sentí la cara caliente, ante mi quedó una vulvita juvenil, con poca pelambre alrededor y arriba de su coñito; su coñito estaba bien formadito y era largo, no cabe duda que las partes intima de Andrea (tetas y vulva) tenían un desarrollo mayor que el resto del cuerpo. Yo estaba calientisimo en ese instante, tuve que sacar fuerzas para no avalanzarme sobre ella y follarla allí mismo, ganas no me faltaban.   

-Si quieres pudes tocarme el pene- le dije a Andrea, después de que trague saliva, para seguir el juego.
Al principio no quiso, pero le tomé la mano y la llevé directo al tronco de mi verga. Ella instintivamente, la encerró con su manita, luego la recorrió por su largo y con sus dedos acarició el glande. Yo tenía que aguantarme para no empezar a chorrerarme allí mismo.
-Es muy suave la piel!- me dijo Andrea.
-La tienes que acariciar asi- le dije y tomándola por la mano, encerró el tronco entre su mano y la subi y la bajé.   Luego de soltarle la mano, ella siguió varias veces más, lo que hizo que cerrara los ojos. Ella me vió..

-Le gusta como lo hago don Julio?-
-Lo estas haciendo muy bien Andreita!- contesté

-Ahora me toca a mi- le dije y a diferencia conmigo, le dije que se sentara en el sofa y se reclinara sobre el respaldo, me hinqué en el piso y le abri las piernas, frente a mi se abrió su vulvita y me dejó ver sus tiernos labios vaginales rosaditos.
Le comencé a acariciar con la yema de mis dedos sus partes intimas, empezando por sus labios vaginales, hacia arriba y hacia abajo, al principio vi que ella estaba incomoda, casi me retiré, pero estaba tan caliente y desorbitado que seguí acariciandola, le abrí con los dedos de diferente mano sus labios mayores y quedó descubierta ante mi la vagina más linda del mundo, colorada y de buen tamaño, divisé rápido su pequeño clitoris, use un dedo para estimularlo, no sin antes mojarlo con mi saliva, ya que la nena estaba completamente seca hasta ese momento.   

Después de estar acariciando su clitoris por varios segundos, oí que ella emitió un quejido y cerro los ojitos, pensé que esta era mi oportunidad, ahora o nunca, asi que como tenía cerrado los ojos, metí la cabeza entre sus piernitas y con la lengua busqué su vulvita, lamí inicialmente sus labios mayores, el primer sabor que sentí fue amargo, no cabe duda que eran restos de orina de su cosita, luego lamí el largo de su rajita hasta llegar a su clitoris, al cual envolví de lenguetazos con la punta de mi lengua. Andreita en ese momento se quejó un poco más alto, inmediatamente quiso cerrar sus piernas, pero se topó que yo estaba en medio de ellas y no pudo. Nuevamente con los dedos de ambas manos abrí sus labios mayores y seguí lamiendo su vagina y sus contornos, ella gimió repetidamente y sus manitas se colocaron en mi cabeza tomandome delicadamente los cabellos.

-Ayy Don julio, ayy don Julio- me decía con voz baja. Ahora sentí en mi lengua un sabor amargo pero diferente al primero, definitivamente era su eyaculación vaginal, eso me puso a mil y ahora mis labios bucales se aferraron con fuerza a sus labios vaginales y vagina, mi lengua por dentro jugando con todo lo que encontraba a su paso. Los gemidos de Andrea aumentaron de tono y ahora me tomaba con fuerza de los cabellos, finalmente sentí que ella arqueo sus espalda y emitio un quejido diferente, estaba teniendo, tal vez, su primer orgasmo, su vaginita se mojó y volví a sentir ese sabor amargo tan diferente en cada mujer.

Sabía que tenía que dejarlo hasta allí, para no echarlo a perder, asi que retiré mi cabeza y ella cerró sus piernitas.

-Te gustó lo que te hice?- le pregunté, al tiempo que me limpiaba alrededor de los labios el líquido formado por mi saliva y sus jugos vaginales.
Un timido –sí- me dijo Andrea quien aún abria y cerraba sus ojitos, aún no dando crédito a lo que había pasado.
-Don Julio me tengo que ir, mi abuelita me está esperando!- me dijo y agarrando como un rayo su braguita y su falda se la colocó y sin despedirse solo tomando sus libros se retiró rapidamente.   Inclusive no me dio tiempo a decirle que no se lo contara a nadie de lo sucedido. Esa noche casi no dormí pensando por un lado en lo sucedido y por otro nervioso de lo que sucedería si ella se lo contara a su abuela.   Esa noche le hice el amor a mi esposa para descargar la energía guardada en mi, lo hice pensando en Andreita.

Para mi tranquilidad, Andrea se presentó sin falta al día siguiente a la hora acostumbrada, la sentí un poco nervioso y evitada. Ese día terminamos sus tareas, casi no me dirigió la palabra, a pesar que yo me dirigía a ella dulcemente, habló solo para sus tareas y se marchó.

Pensé por un momento que allí podía terminarse todo, pero no fue asi. Al siguiente día, llegó pero había algo diferente, no iba con su uniforme del colegio, sino llevaba una falda blanca que llegaba un poco arriba de las rodillas, sin ser escandalosa y una blusita de tirantes azul con blanco. Esa tarde Andrea me hizo una pregunta inolvidable.
-Don Julio, un hombre puede tener dos esposas?-
-Si puede, pero tiene que ser con aceptación de ellas- le contesté seguro.
-Don Julio, aquel día usted me dijo que tenía parado su.. pene porque una mujer le gustaba, se refería a mi o no?- me volvio a preguntar viendome a los ojos.
-Si, era por ti, eres la mujer más linda que mis ojos han visto- le dije
Ella se sonrojó, pero no me quitó la vista, entonces me acerqué y la besé, casi no sabia besar, lo que yo le hacía ella me hacía, finalmente nuestra lenguas chocaron y fue un largo beso pasional.

Yo ya estaba otra vez fuera de si, no pensaba en las consecuencias, solo saborear y amar a esa pequeña, mientras la besaba le metí una mano entre su blusita y acaricie sus grandes senos, luego como pude le saqué la blusita y quedo en brazzier, el cual retiré a los pocos minutos, sus tetas eran preciosas, algún arquitecto las había diseñado, redondas, con aureolas y pezones de buen tamaño de color rosado, le tomé una con la mano y se la chupé con lujuria, tome su pezón entre mis labios y lo apreté delicadamente, ella emitió un suspiro.

-Le gustan mi chichitas Don Julio?- me preguntó
-Son preciosas!!- alcancé a contestar mientras seguía mamando sus senos con pasión.

Asi estuve fácilmente unos quince minutos, besándo sus senos y su boquita, luego sin pensar en consecuencias, la cargue de la sala al dormitorio, la acosté sobre la cama y me puse encima siempre mamándole las tetas, ella estaba también excitada, aunque no tanto como yo.

-Don Julio, lo amo!- me decía entre sus quejidos.

Le quité su faldita y luego sus braguitas y zapatos, quedó completamente desnuda sobre mi cama, se veía lindisima, era una princesa.   Inmediatamente me desnudé yo también, mostrandole de nuevo una erección brutal; le abrí de nuevo sus piernas y de nuevo empecé a deborar su vulvita, la chupé con todas mis ansias, lamí todo su bollito rico, ella gemía de placer mientras de nuevo me jalaba el cabello, no pare de chuparla hasta que sentí que tenía un rico orgasmo, de nuevo el sabor amargo llenó su vagina y lo bebí todito. Me subí sobre ella y con la mano puse mi pene en la entrada de su rajita, empujé un poco y mi glande comenzó a abrir sus labios menores de la vagina, ella gimió y un poco asustada me dijo –Don Julio, que me está haciendo?-.

-Te voy a hacer mía, vas a ser mi mujer en este momento!- le dije a Andrea.

Seguí empujando un poco más y mi glande comenzo a penetrarla, sentí un hilo de piel que se rompía durante la inserción, debió ser su virginidad, ella se quejó e hizo una cara de dolor, pero no dijo nada.   Ahora comencé un vaiven hacia su vagina, lentamente la sacaba y la metía un poco más, ella gimió y se movía mientras la penetraba, tardé unos tres minutos en penetrarla completamente, cuando lo hice, me quedé quieto, quería que le pasara un poco el dolor, asi que la dejé adentro y me limité a besarle la boca y sus senos, ella correspondió bastante, nos fundimos en un beso apasionado, cuando hubo pasado esos minutos nuevamente comencé a bombearle mi pene, primero lentamente, pero conforme pasaban los minutos fui acelerando mis movimientos pélvicos. Ella se fue acostumbrando al movimiento y a tener mi verga adentro, luego los movimientos fueron más secos, ella ya lo estaba disfruntando, tanto que me mordió los labios mientras nos besabamos; bajé a sus tetas para volverlas a mamar, ahora ella gemía con un tono más alto.

A los pocos minutos sentí que me abrazaba fuertemente y sus uñitas se clavaban en mis costados, le estaba sobreviniendo un orgasmo brutal, gimió y grito que me amaba. Yo seguía clavándola profundamente, no quería dejar de penetrarla, su vagina se acomodaba como guante a mi pene, era exquisito. Seguimos en un ritmo sexual divino, los dos gemíamos acompasados, la cama y la habitación eran mudos testigos de una pareja haciendo el amor.

Andrea tuvo otro orgasmo antes que yo eyaculara.   Cuando estuve listo saqué mi pene de su cavidad y me vine en su vientre y senos.   Ella después me preguntaría que era ese líquido blanco, yo le explique que un hombre llega al climax y lo muestra con la salida de semen.

Ese día Andrea se tardó un poco más para irse a su casa, nos quedamos desnudos besándonos en la cama, ella tenía una cara de satisfacción y que decir de la mía. Ese fue el inicio.

Al otro día, Andrea llegó y cuando empezamos a besarnos y le acaricie sus senos sobre la blusa, me dijo que hoy solo nos besariamos, ya que su cuquita y sus senos le dolían mucho. Asi que solo nos dimos algunos besitos.   Pero a los dos días, apenas me dijo que ya no tenía dolor, la volví a llevar a mi dormitorio y la desnudé, ese día le enseñe como chuparme la verga, me enloquecíó ese día su inexperiencia y su forma de lamer mi pene, pero poco a poco fue aprendiendo a darme placer con su boca.   Luego, la volví a coger como el primer día, la hice terminar dos veces en la posición del misionero, me subí sobre ella y con más fuerza que la primera vez se la metí de dos empujones, luego la pistonie hasta que se volvió loca con sus orgasmos, luego la puse en cuatro sobre la cama y antes de metersela le lamí todas sus nalguitas y su ojito del culo, ella lo gozó mucho, sus gemidos lo evidenciaban. Después la cogí asi en cuatro, luego la puse a que me cabalgara la verga sobre mi, ella llegó cuatro veces al orgasmo esa inolvidable tarde.

Andrea se volvió mi obsesión.   Muchas veces fui al Colegio donde estudiaba solo por verla, aunque ella no me viera.    Quería estar en todo momento estar junto a ella, me desesperaba verla platicar con otros jovenes compañeros. Cuando llegaba por las tardes, yo me ponía a hacerle las tareas para terminar rápido y tener tiempo de llevarla a mi dormitorio y gozarla.   A los pocos días, la hice tomarse mi lechita, aunque al principio no le gustaba para nada la idea, lo terminó haciendo por quedar bien conmigo.

Asi estuvimos casi un mes y medio, cogiendo como conejos en jaula, a veces nos bañabamos juntos, le hice el amor en el sofa, en el piso, estabamos locos el uno por el otro, pero… ocurrió lo fatidico, algo comentó Andrea con una su compañera de clase, tuvo que ser algo de aspecto sexual, ya que ésta compañerita se lo contó a la profesora y Andrea fue llevada con la psicologa del Colegio, allí ella contó lo de nuestras relaciones.
Hasta aquí me gusta recordar, el resto ya se lo imaginan, sin embargo, ya ha pasado lo peor, estoy divorciado, estuve unos días en la carcel y tengo una orden de restricción, pero ya he tenido comunicación con Andreita, sé que ella me sigue aceptando a pesar de lo que le han dicho de mi y voy a seguir adelante para estar con ella para siempre.




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1488

Categoria
Heterosexuales

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