Habitación 237
( Relatos Heterosexuales )


Llegué al Hotel, ahí estaba... habíamos dado el gran paso, lo íbamos a hacer.

Me atendió una chica muy amable en recepción. - Buenos tardes, tiene usted reserva? - Si, aquí tiene mi DNI - Gracias..., aquí tiene su llave con el número de habitación...- Gracias, y hágame un favor, cuando llegue mi compañero entréguele otra llave y llámeme a la habitación antes de que el suba.- Sin problema señorita.

Me decidí ir hacia los ascensores, iba a ser un fin de semana muy largo, habíamos pactado una cuartada que era imposible de averiguar, viaje de negocios, que coincidencia, no?.

Estando en el ascensor, le eché un vistazo a la llave..... nº 237, jajajajajaja, eso era una señal, seguro que habría sido cosa de el, está en todo.

Subí a la habitación, el llegaría mas o menos en una hora, tendría que estar preparada, yo también tenía una sorpresa para el.

Empecé a sacar mi ropa de la maleta, había poca, estábamos en pleno verano, y hacía bastante calor, me había llevado lo justo, casi toda la capacidad de la maleta la llenaba una gran variedad de ropa interior, pensaba gastarla toda.

Me puse un conjunto que tenía de color violeta oscuro, estaba compuesto por corsé, un precioso culote de encaje y un liguero al que iban unas medias del mismo color, “espero que le gusté” (pensé).

Me tumbé en la cama…, esperando que sonara el teléfono avisándome que mi confidente ya estuviera llegando.

En el lado de la cama donde estaba acostada, se podía ver el gran ventanal que daba al mar, se veía como el sol iba escondiéndose por el horizonte, los escasos rayos de sol acariciaban mis piernas e iban subiendo según el sol iba escondiéndose, era tan cálido imaginar que esos rayos de sol eran sus manos… deseaba sentirlo tan cerca.

No lo dude ni un instante cogí mi juguete favorito, y comencé a acariciar cada parte de mi cuerpo con el, comencé por el cuello, hombros, por el surco de mis pechos, lo subí, lo bajé, rodeé mis senos y continué bajando por encima de mi ombligo, me hacía cosquillas, eran tan dulce y tan excitante su vibración, que antes de llegar a la parte más caliente de mi cuerpo ya sentía como se iba humedeciendo la entrepierna, era muy excitante...

Cuando decidí bajar del todo, sonó el teléfono. –Señorita, está en el ascensor-, sin contestar, colgué. Se que le encantaría verme con las manos en la masa, era un sueño que el tenía desde hacía mucho tiempo, observarme y oírme mientras me daba placer pensando en el.

Hoy como se abría la puerta, y comencé a gemir para que lo escuchara antes de entrar a la habitación. Noté el portazo de la puerta y no escuché pasos, sabía que estaba en el pasillo parado, disfrutando escuchándome, escuché de nuevo el ruido de su maleta cayendo al suelo, pero el ruido se quedó ahí.

Yo seguía rozando mi sexo con el juguete, cada vez más potente, se oía el vibrar y mis jadeos al compás y al mismo tiempo que decía su nombre, una y otra vez. Necesitaba que viniera conmigo, mirarle a los ojos mientras lo hacía, quería que el me ayudara a llegar al clímax al mismo tiempo que me observaba como me daba placer pensando en el.

La espera no se hizo larga, apareció en la habitación mirándome y con una media sonrisa. –Ya veo que no has podido esperarme-, su mirada me recorría todo mi cuerpo, como los rayos de sol de hacia unos minutos, pero esta sensación era mucho más cálida y placentera.

Yo solo me lamí los labios, abrí mis muslos frente a él, separe estos un poco y por encima de mi ropa interior empapada me restregaba mi juguete, estaba sudando mi pelo se humedecía, mis ojos por momentos se ponían en blanco. Y él seguía ahí delante observándome.

Con la mano que me sobraba, me acariciaba por encima de mi ropa interior mis tetas, una y luego otra, y con la otra seguía con mi juguete, demostrándole como una mujer se puede dar placer.

-No piensas hacer nada?- le dije con voz entrecortada, el simplemente me miraba y sonreía.

Tiré mi amante electrónico por un lado de la cama, y me puse a 4 patas delante de el mirándolo de frente, empecé a gatear por encima de la cama, mirándole. –Miau-, le dije.

El soltó una carcajada y puso su mano en mi nuca. –Has sido una gatita mala- comentó riéndose.

Me puse a la altura de su entrepierna, y comencé a bajarle la cremallera, estaba muy excitado, el bulto de su pantalón estaba duro y muy caliente.

Le acaricié con mi mano por encima de su ropa, y le miré a los ojos. Le saqué poco a poco su miembro de su ropa interior y empecé a acariciarlo de arriba abajo. El resopló.

Empecé a lamerle la cima de su miembro en círculos, me separaba y le soplaba, notaba como su piel se erizaba cuando hacía eso. Sin más preámbulos me introduje todo su miembro en mi boca, estaba tan dulce, tan exquisito, tan caliente. No paraba de succionarlo, necesitaba todo dentro mía. El jadeaba, y me agarraba al mismo tiempo de la nuca, me encantaba que me hicieran eso.
Sacaba de nuevo su miembro de mi boca, y volvía a lamer su cima pero al querer soplarle, el separó mi cabeza de su entrepierna.

Sin decirme nada, me agarró para levantarme de la cama, para sentarme en el aparador donde se encontraba la tele. Me aparto los muslos y rozó su miembro con mi culote empapado. –Me encanta- me dijo susurrándome al oído, lo restregaba por toda mi sexo, de arriba abajo. Estaba empapada, y notar como su sexo caliente, húmedo y duro intentaba traspasar mi ropa interior, era una sensación increíble.

Apartó el culote hacia un lado, y de una fuerte embestida me penetró hasta el fondo, noté todo su miembro dentro de mí, entraba y salía, entraba y salía. Era exquisito.

-Dios mío, cuantas veces he deseado este momento- le susurraba mientras me penetraba una y otra vez, estaba agarrada a su espalda con mis uñas, apretándole cada vez más, para que no saliera de mi nunca.

No paraba de repetirle – Fóllame, lléname de ti, ahora, fóllame –

Los dos llegamos casi al mismo tiempo al clímax, el me susurraba que gritara su nombre, una y otra vez mientras me corría, lo hice, grita una y mil veces su nombre mientras que el orgasmo me recorría todo el cuerpo.

Como habíamos deseado tanto ese momento, tantos años deseándolo y al final lo conseguimos. Al terminar me desplomé en su hombro y él me acarició el pelo, enredando sus dedos entre mis rizos.

Se separó de mi, y me bajo del aparador invitándome a entrar en la cama…, nos acostamos encima de la colcha y nos abrazamos en un sueño profundo.


Mientras el dormía, le susurre:
Mil gracias por darme una noche más de placer. (El sonrió)




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Codigo do Relato
1513

Categoria
Heterosexuales

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