en el laboratorio
( Relatos Heterosexuales )


No se cuantos años llevaba yo visitando aquel laboratorio para las distintas analíticas que me mandaban. Casi siempre me atendía y hacia la extracción la misma ats, o Dra. o farmacéutica, que la verdad no se que era exactamente. Lo cierto es que era la propietaria del laboratorio. Y además era una buena profesional.

Me sentía feliz frente al ordenador y sobre todo chateando. Ya había conseguido introducirme de tal manera en el ambiente, que era un experto en el chat. Pero desde hacia algún tiempo solo chateaba con la misma persona. Mi intención era encontrar una mujer casada y de algunos años menos que yo para charlar y cambiar impresiones y por supuesto si descartar una aventura sexual, siempre que fuera posible.

Con Elena, ese era su nombre en el chat y resultó ser el verdadero, llevaba chateando algo más de dos meses. Y habíamos llegado a tal extremo de confianza que el lenguaje casi se había hecho vulgar en el aspecto sexual. Elena, suerte que tuve, buscaba lo mismo que yo. Un casado con quien hablar y si la cosa se ponía a tono, lanzar una canita al aire. Osea tener una aventura con otro hombre. Como todos los principios los primeros momento eran de cierta cortedad. Pero con la confianza fuimos perdiendo el miedo y si me apuras la vergüenza. Ya habíamos conseguido vernos ambos cierta partes del cuerpo a través de la cam. Mas claramente yo le había visto sus pechos, su vagina, o mejor dicho su coño y hasta su culo. En los momentos del alto grado me lo enseñó todo. Claro que yo también le correspondí a ella de la misma manera. Ella me había visto a mi la polla y mi culo. Ambos nos habíamos vistos nuestros respectivos órganos sexuales, pero no nos habíamos visto la cara con lo cual no nos conocíamos. Sin conocernos del todo ya éramos grandes amigos y deseosos de encontrarnos algún día para dar rienda suelta a nuestros deseos de expansión.

En las conversaciones privadas que teníamos en Messenger, el tono era altamente elevado cuando llevábamos un rato charlando y muchas veces terminábamos masturbándonos ambos delante de la cam. Mientras ella se introducía un dedo o un consolador, yo con mi mano derecha le daba fuertes meneos a mi polla. Hasta que ambos terminábamos corriéndonos y así terminábamos algunas veces la charla en el Messenger.

De ella conocía muchas cosas, incluso su verdadero nombre, que me lo dijo y aseguró era su nombre de Pila, Marta, pero no conocía su cara, ni ella la mía.
Sin embargo, había muchos detalles de ella que sí conocía y que de ninguna manera pasaban para mi desapercibidos. Por ejemplo, sus anillos, pulseras, reloj, dedos, e incluso la ropa que vestía.




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Heterosexuales

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