Culo por culo.
( Relatos Heterosexuales )


A los 16 años con Elisa, mi mejor amiga, nos pusimos de novias con dos chicos compañeros del colegio de nuestra misma edad y empezamos a coger como conejos. Cogíamos casi a diario en cualquier lado, a veces hasta en la plaza detrás de un arbusto a la luz del día, teníamos las hormonas en plena ebullición y todo nos parecía poco, yo hasta me masturbaba en mi cama de noche. Una tarde Joaquín, el novio de Elisa anunció: “Mañana mis padres se van a pasar un fin de semana afuera ¿Quieren venir a casa a la salida del colegio?” Asentimos entusiasmadas porque no teníamos demasiadas oportunidades de coger en una cama.
Al otro día corrimos hasta la casa de Joaquín y al llegar en un par de minutos ya estábamos desnudándonos en el dormitorio de los padres y un minuto más tarde ya estábamos con los chicos encima de nosotras. Era fantástico, Eli y yo nos mirábamos a los ojos mientras los chicos nos sacudían, era la primera vez que cogíamos juntos y verlos a nuestro lado y escuchar los gemidos y jadeos era terriblemente excitante y acabamos muy rápido. Luego, mientras descansábamos y nos mirábamos unos a otros, Leandro, mi novio, propuso: “Ya que estamos entre amigos podríamos cambiar de pareja, para probar digo” Elisa y yo nos miramos mientras los chicos esperaban ansiosos evidentemente confabulados “Por mí está bien” Dijo Eli encogiéndose de hombros “Por mi también” Confirmé.
No noté demasiada diferencia, ambos chicos eran bastante inexpertos y nosotras también, habíamos perdido la virginidad con nuestros novios hacía muy poco y más allá de una leve diferencia en la forma de moverse ambos cogían exactamente igual, como nosotras, como animalitos, finalmente volvimos a acabar muy satisfactoriamente y volvimos a los brazos de nuestros respectivos novios, nos sentíamos fantásticamente bien y comentamos entusiasmados que había que repetir estas cogidas conjuntas porque son tremendamente calientes. Luego de un rato comenzamos nuevamente a besarnos y tocarnos y nos hicieron arrodillar y se pusieron detrás, pero cuando sentí que Leo me apoyaba el glande en el culo grite: “¡Eso no!” Y Eli, con ojos desorbitados, advertía: “¡El culo no!”
“¿Por qué?” Preguntó Joaquín con cara de falsa sorpresa “Porque duele” Dijo Eli y yo repetí: “Eso duele mucho, ni pienses que te voy a dar mi culo” “Pero… ¿Quién les dijo tal tontería?” Argumentó Leo “Todo el mundo sabe que duele muchísimo y hasta se puede romper” Dijo Elisa “Si, a mi me contaron de una chica que la tuvieron que internar porque no paraba de sangrar, encima que le rompieron el culo un papelón tremendo” Agregué con énfasis. “Eso es una mentira, no hay mujer que haya probado que no diga que es mejor que por la concha y nunca escuché tal cosa de culo roto y sangrante” “Duele y basta” Dijo terminantemente Eli “Yo vine a pasarlo bien, no a sufrir” Concluí, pero los chicos insistían y hasta nos mostraron un frasco de vaselina que habían comprado y nos juraban que si nos dolía ellos nos la acaban en el acto y etc. etc., hasta que Eli tuvo una idea genial: “Si ustedes me demuestran que no duele yo me dejo, cójanse entre ustedes y si no les duele acepto”
Se pusieron pálidos y se miraron entre ellos consternados mientras yo apoyaba la idea: “Yo también entrego mi culo si me demuestran que a ustedes les gusta y nos les duele” “Pero… pero… ustedes son mujeres, es distinto” Intento argumentar puerilmente Joaquín “Eso no tiene nada que ver, el culo es el único órgano sexual que hombres y mujeres comparten y es más lógico que los hombres reciban por él que nosotras que tenemos concha, cójanse entre ustedes y demuestren que no duele y les gusta” Se hizo un largo silencio hasta que Leo tragando saliva preguntó mirando a Joaquín: “¿Probamos?” “Bueno, pero primero yo a vos” Respondió, mientras Eli me miraba con sonrisa sádica y a mí el culo se me fruncía pensando que me lo iban a terminar rompiendo finalmente.
Cuando Leo se arrodilló en la cama y apoyó la cabeza en la almohada parecía que lo iban a decapitar por la cara de terror que tenía. Joaquín se envaselinó la verga y le lubricó el culo con un dedo y Leo se puso pálido ante la evidencia de lo inevitable. Eli y yo nos colocamos una a cada lado para no perder detalle y vimos como el glande entraba en el culo con cierta dificultad y la cara de Leandro se crispaba y comenzaba a transpirar “¿Te gusta Leo?” Pregunté con perversidad “Si, me encanta” Respondió con voz quebrada. Pero cuando Joaquín empujó y se la enterró hasta las pelotas no pudo evitar un quejido de dolor “Te duele, te duele” Dijo Elisa. Tragando saliva Leo respondió: “No, para nada, es muy lindo” A todo esto a Joaquín la situación le estaba gustando cada vez más y empezó a sacudirlo con todas sus fuerzas mientras jadeaba con la boca abierta y se lo veía muy excitado.
Finalmente eyaculó y me pareció que había gozado más que con nosotras. A todo esto Leo había hundido la cara en la almohada y la mordía con todas sus fuerzas mientras su rostro se veía enrojecido y transpirado “¿Te gustó Leo?” Pregunté mientras Eli se tapaba la boca para no reírse “Sí, es fantástico, me encantó” Dijo mientras aún se estremecía por los latidos de la pija. Joaquín sonreía feliz y parecía muy feliz, pero cuando Leo dijo: “Ahora me toca a mí” Se puso pálido e intentó argumentar: “No hace falta, las chicas ya comprobaron que no duele. Ahora vamos a hacerle el culo a ellas” “¡No! Dijo con tono enfático Leo “Ahora me toca a mí. Ese era el arreglo” “Leo tiene razón dijo Eli, nosotras queremos ver que a vos tampoco te duele” “Vos te lo cogiste, ahora él te tiene que coger a vos, así tiene que ser”
Joaquín temblaba cuando se arrodilló en la cama y apoyó la cara en la almohada mojada por la transpiración y la saliva y Leandro se arrodilló detrás con cara desencajada y se embadurnó con vaselina la pija. Estaba furioso, su mejor amigo se lo había cogido y él buscaba su revancha, tenía que reivindicar su hombría mancillada y se notaba su determinación de cogérselo a toda costa, pero le iba a costar un poco de trabajo. Cuando le apoyaba la cabeza de la pija en el culo Joaquín se movía y evitaba la penetración, así dos o tres veces hasta que Leo enfurecido le pasó un brazo por debajo de vientre y lo inmovilizó y pudo meterle la cabeza. El grito de dolor de Joaquín nos erizó la piel ¡AYYYYYYYYYYY! Y Leo se detuvo, pero Eli y yo estábamos enardecidas y no íbamos a permitir ningún tipo de clemencia “El te cogió Leo, nosotras lo vimos como gozaba y te acabó en el culo, ahora te toca a vos cogértelo a él” Dijo Eli “Además si a él le duele nosotras no nos dejamos y vos te vas a quedar con las ganas, cogetelo” Agregué con sadismo.
Empujó con todas su fuerzas y se la enterró por completo mientras que las súplicas y el llanto de Joaquín parecían enardecerlo aún más “¡Sacámela, sacámela, por favor!” Suplicaba “¡Me duele, me duele mucho, es insoportable, por favor!” Pero Leo no estaba dispuesto a clemencia alguna y no lo iba a detener ni el llanto y las súplicas, le habían roto el culo y se iba a vengar aunque perdiese la amistad de su mejor amigo que ahora lloraba a lágrima viva ya definitivamente resignado a soportar el terrible dolor que sentía. Eli y yo nos miramos pensando que las cosas habían ido demasiado lejos y comenzábamos a arrepentirnos de nuestra malvada idea.
Leo acabó brutalmente, jadeando con la boca abierta mientras aferraba a la cintura de Joaquín con tanta fuerza que sus dedos se hundían en su carne y finalmente cayó sobre la espalda de su amigo que se quejó por última vez aplastado por su peso. Permanecieron así largo rato, Joaquín sollozaba amargamente y Leo resoplaba con la boca apoyada en la nuca de su mejor amigo a quien aún mantenía penetrado. Eli se corrió hacia mi lado y nos acostamos una al lado de otra mirándonos asustadas por lo que habíamos provocado. Finalmente se la sacó y haciendo que Joaquín se quejase por última vez continuando su triste sollozo, Leo lo abrazó quizás arrepentido por su brutalidad y comenzó a hablarle en voz baja pidiendo perdón.
Nosotras no sabíamos que hacer, la tarde que había comenzado tan bien ahora se encaminaba a un final desgraciado. De pronto un extraño ruido nos llamó la atención y miramos a los dos amigos ¡Se estaban besando en la boca! Nos miramos asombradas mientras ellos totalmente ajenos a nosotras continuaban besándose apasionadamente. Elisa se acostó nuevamente y dijo: “Bueno, besémonos nosotras también” Busqué su boca y nos besamos descubriendo que era muy lindo besarse entre chicas y que tocarse también era muy lindo y masturbarse una a la otra era más lindo aún. Cuando acabamos Elisa me dijo: “Vistámonos, acá no tenemos nada que hacer ya” Los chicos se besaban y se masturbaban también y coincidí con Eli “Si, vamos, la tarde terminó para nosotras”
Ya vestidas anunciamos: “Nos vamos chicos” Dejaron de besarse para saludarnos y continuaron, cuando llegamos a la puerta me di vuelta y vi que Leo tomaba la vaselina y se la entregaba a Joaquín sonriendo.
No nos llamaron ni una sola vez en todo el fin de semana y nos tuvimos que entretener entre nosotras, por suerte habíamos descubierto que sin los chicos nos podíamos divertir igual así que nos dedicamos a investigar nuestros cuerpos y a darnos placer una a la otra. En la semana se aislaban en los recreos y permanecían solos cuchicheando entre ellos como dos enamorados y nosotras empezamos a preguntarnos si no tenían razón y coger por el culo era tan maravilloso como ellos nos dijeron “Eli, yo me muero de la curiosidad, debe ser lindísimo por el culo” Comenté y Eli respondió: “No imaginás lo arrepentida que estoy por haberles dicho que se cojan entre ellos, nos quedamos sin el pan y sin la torta” “¿Y si les pedimos que nos cojan? Pregunté. “¿Te parece?” Dijo Eli. “Intentemos” Respondí.
Fuimos hacia ellos y los encaré: “Chicos, queremos darles nuestros culos” Dije y Leo sin dejar de mirar a los ojos a Joaquín respondió: “¿Y para qué queremos sus culos si tenemos los nuestros?” “Ustedes nos lo deben, si no hubiese sido por nosotras no habrían descubierto sus propios culos” “Eso” Apoyó Eli “Ustedes nos tienen que agradecer y nosotras sentimos curiosidad, sean buenos” Se miraron entre ellos y Joaquín respondió: “Esta bien, vamos a mi casa esta tarde, nosotros les hacemos el culo pero después no cuenten con nosotros, si quieren más se arreglan por su cuenta” “Hecho” Dijimos al mismo tiempo Eli y yo.
Corrimos nuevamente a la casa de Joaquín y al llegar, como ya conocíamos el camino, Eli y yo nos adelantamos al dormitorio y nos desnudamos y los esperamos acostadas. Leo traía la vaselina y nos dijo que nos arrodillemos y apoyemos la cara en la almohada y empezó a lubricarnos metiéndonos un dedo con vaselina mientras Joaquín se aprestaba a arrodillarse detrás de Elisa, nos miramos a los ojos y nos tomamos de la mano deseándonos suerte, Leo ya me apoyaba la cabeza de la verga en mi cerrado esfínter.
Sí, dolía, dolía mucho y a Eli también le dolía, su cara se desfiguró por el dolor y los ojos se le llenaron de lágrimas como a mí y nos apretamos la mano con todas nuestras fuerzas, en tanto los chicos bombeaban nuestros culos. Al rato, no sé si porque se me empezó a dilatar o porque me calentaba horrores ver la cara de Eli con los ojos cerrados y mordiéndose los labios, empecé a sentir que el dolor tenía también algo de agradable y me empecé a tocar el clítoris. De pronto Eli abrió los ojos y sonrió y sentí que su mano se abría y entrelazaba los dedos con los míos, ella también estaba empezando a gozar.
Los chicos jadeaban ruidosamente y el plaf plaf de sus embates contra nuestras nalgas me parecían música celestial. Eli se retorció y hundió la cara en la almohada, se venía irremediablemente y yo sentí que una ola gigantesca que parecía crecer desde mis entrañas estaba a punto de romper. Cuando sentí el primer chorro de semen dentro de mi recto grité y acabé mordiendo la almohada y apretando la mano de Eli que abría la boca como intentando gritar, pero apenas emitió un largo gemido mientras los chicos gemían y caían sobre nuestra espalda aplastándonos con su peso, sentía la respiración caliente de Leo en mi nuca y los tremendos latidos de mi concha en brutal acabada.
Esta vez el intercambio de parejas fue distinto, los chicos volvieron a amarse entre ellos y nosotras hicimos un largo y muy agradable 69, luego nos vestimos por última vez ante ellos, nuestro noviazgo había concluido definitivamente.
Tempo después tuvimos nuevos novios y una plenitud sexual absoluta, más tarde aún Joaquín y Leo se fueron a vivir juntos y nosotras nos casamos con nuevos novios, pero nunca olvidamos a nuestros primeros chicos que nos desvirgaron y la bisexualidad que descubrimos aquella tarde en que nuestra picardía nos cambió la vida para siempre, a ellos y a nosotras.
Marisol




Escriba aquí su comentario sobre el relato:

Opps! Debes iniciar sesión para hacer comentarios.

Detalles



Nombre do Relato


Codigo do Relato
1734

Categoria
Heterosexuales

Fecha Envio


Votos
0

Relatos enviados por el mismo usuario