Mi viaje y Sonia
( Relatos Heterosexuales )


Me avisa mi jefe que debo salir de la ciudad a cerrar un trato con un cliente. Pues bueno, me dispuse a preparar maleta y todo para estar ausente de casa algunos días.

Eran las 4:30 PM, había salido temprano de trabajar , pero el tráfico estaba horrible. Ni la música me puso de buen humor. Llegué a casa y mi esposa, contribuyó a mi mal humor preguntándome que cuándo iba a reparar la instalación
de la habitación de lavado.
- Me lleva la chingada, mejor me quedo en el tráfico - pensé

Con un humor de la chingada llegué al aeropuerto y la fila para documentar estaba larga.
- Puta madre, lo que me faltaba después del tráfico y las quejas de mi mujer esta pinche fila de la verga.

Mi humor cambio un poco. Sonia, ¿quién es Sonia?. La mejor amiga de mi esposa, no es casada, no se si tenga novio, o pareja. Tendrá unos 30 años, no es guapa ni tiene cuerpo de modelo, de hecho es llenita y usa anteojos. Pero a mi siempre se me ha antojado tener sexo con ella. Sonia es una chica muy reservada, creencias religiosas sólidas, con una forma de vestir nada sexy. Es una chica muy lista y simpática , de esas personas que sólo te caen bien. Además de careme bien, me atrae sexualmente, quizá es el morbo de saber cómo es en la intimidad y más porque tiene más de 10 años que no tiene pareja.

- Sonia, hola, ¿te vas de vacaciones?
- Hola. No, no me voy de vacaciones

Sonia, a pesar de que lleva años de conocerme, es reservada conmigo casi no platica. A veces debo casi casi interrogarle para poder hacer un poco de plática con ella.

- Y hacia dónde viajas Sonia
- A Monterrey
- Yo también voy hacia allá, estaré unos días

Durante el vuelo, nos tocaron asientos separados y pues no quize hostigarla. Yo sólo pensé: - al rato me masturbaré en el hotel pensando en Sonia.

Llegando al aeropuerto, me acerqué a ella y le dije:

- Bueno Sonia, me dió gusto saludarte y espero pronto vayas a visitarnos.
- Si, gracias

Abordé un taxi, llegué al hotel y mientras me tomaban mis datos. Que llega Sonia, iba a estar en el mismo hotel. Pero bueno, en realidad no me emocioné. Sonia parece casi monja, y era más fácil cojerme a la secretaria de mi jefe que cojerme a Sonia, es de esas cosas que sabes que NUNCA podrán suceder. Ya no sabía si hablarle a Sonia o no, pues como es muy callada, no quería que se sientiera incómoda a lo que opté por hacer como que no había notado su llegada.
Nos tuvimos que volver a saludar . a mi me asignaron la habitación 503 y a ella la 515, no era habitación contigua, pero estaban en el mismo piso y en el mismo pasillo.

Por cortesía le dije que si le ayudaba con su equipaje y me dijo que no era necesario. Como ya la conozco, no quize insistir y opté por irme a mi habitación.

Era viernes, de noche, tráfico, vuelo, tráfico. La alberca del hotel me llamaba. Estuve un rato tratando de relajarme, olvidando un poco las presiones laborales, descansado de mis metiches suegros, en fin. Me fuí a una esquina de la alberca, la parte de menos profundidad y ahí estuve un rato cuando de pronto. Sonia en un traje de baño, pero nada nada sexy, creo que ese traje era de su abuelita. Pero al menos se le notaba más el culo y las tetas. Esas tetas, sabía que si eran grandes.

Ya era mucha mucha concidencia, misma ciudad, mismo vuelo, mismo hotel y ahora .. encontrarla en la alberca. La verdad ni yo lo creía, pero bueno.

Esta vez descartando normas de cortesía y buenos modales, me vale verga, tenía que ver de cerca ese culote y esas tetotas. Que bueno, cubiertas por un traje de baño de abuelita.

Me acerqué y Sonia de inmediato como que se sorprendió un poco y como trataba de esconder su cuerpo. Esta vez si le empezé a hacer la plática y y en pocos minutos ya mi verga estaba durísima. Y esta vez si a propósito hize que Sonia pudiera ver mi erección. Pinche viaje, ya nomás de ver esos pezones marcados ya había valido la pena el viaje y yo una vez estando en mi habitación me iba a poder masturbar bien rico pensando en Sonia. Que repito no es guapa, ni tiene cuerpazo, sólo es una mujer que se me antoja sexualmente. Me salí de la alberca y Sonia se quedó.

Ya estando en mi habitación, estaba viendo la tele , era tarde, cerca de media noche y de pronto. Escucho que tocan la puerta. Era Sonia.
- Estoy apenada, pero mañana tengo una presentación y algo le pasó a mi computadora, ¿me puedes ayudar?
- Si claro, pasa.

Nuevamente, pinche verga se me puso bien dura y como andaba en pijama se notaba más.

Me hize pendejo revisando su computadora y mientras, empezé a platicar con ella. En la plática me enteré que no tenía novio por ahora y tampoco pareja. Lo que me hizo pensar. ¿Hace cuanto que Sonia no cojerá?.

Sonia se sentó en una silla frente a la computadora y le dije que si podía verificar. Yo aproveché para arrimarle la verga en el costado. Y como que si noté que se movió un poco tratando de evitarlo, pero me valió madre. Era, quizá, la única oportunidad que iba a tener con Sonia y conciente de que al ser amiga de mi esposa podría causarme problemas, me valió madre. La lujuria nubló mi juicio.

Me paré detrás de la silla y le puse las manos en los hombros mientras le seguía, según yo, explicándole cosas de su computadora. Ese ere el momento , todo o nada. Sin pensarlo más, mi mano derecha llegó hasta su teta. Creí que se iba a levantar y me iba a dar una bofetada. Pero se quedó totalmente inmovil. Le empezé a besar la mejilla y el cuello, mientras mis manos acariciaban sus enormes tetas. Le desabotoné su pijama y le quité el sostén. Ella seguía con los ojos cerrados. Me puse frente a ella, me hinqué y empezé a chuparle las tetas, tetotas, pezones grandes. Le dije suavemente que se levantara. Ella
como hipnotizada se levantó de la silla. Le bajé el pantalón de su pijama y luego su pantaleta. Quedó al descubierto su velludo sexo el cual de inmediato
besé.

Yo seguía con ropa y no me la quize quitar, primero quería gozar de Sonia, de la desnudez de Sonia. Y besarle cada parte de su cuerpo, sus piernas sus nalgas, sus tetas. La llevé a la cama y le abrí lentamente sus piernas. Al inicio trató de cerrarlas, pero las volví a abrir y accedió. Vaya espectáculo para mis ojos, su vagina velluda, y sus labios empezaban a humedecrse. Mi lengua empezó a lamer esa vagina que seguramente hacía tiempo nadie la consentía. Mi lengua empezó a buscar los recovecos. Sonia empezó a dar unos ligeros gemidos. Empezé a lamer más y a acariciar con mi lengua toda su vagina. Y Sonia cada vez gemía más y de pronto sentí las manos de Sonia en mi cabeza empujándola hacia su sexo. Su vagina estaba ya muy húmeda, esos jugos de placer empezaban a escurrir por las piernas y yo seguía chupando su rica vagina mientras mis manos jugaban con sus tetas. Hasta que de pronto un gran quejido inundó mi habitación. Era la sinfonía de la depravación que sonaba en la habitación. Me levanté y quité mi ropa.

Mi vergaba estaba más dura que nunca, por cada vena de mi verga hervía la sangre. Puse a Sonia boca abajo y empezé a besar su espalda mientras mi verga buscaba meterse en tremenda vagina. Sonia extendió sus brazos y abrió sus piernas tanto como pudo y fué entonces que decidí introducirle mi verga. Sentí cómo Sonia se estremeció mientras soltaba un fuerte gemido, empezé lentamente a meter y sacar mi verga mientras escuchaba los quejidos de Sonia. Estuve así un rato hasta que la puse de a perrito para intensificar las embestidas. Las embestidas eran mayores y mis manos apretaban sus tetas, Sonia ya empezaba a soltar gritos de placer. Le saqué la verga pues sentía que yo me venía. Y no quería venirme aún.

Nuevamente la voltee boca arriba y empezé nuevamente a besrale las tetas mientras mis dedos se metían en su vagina. Sonia para esos momentos ya había tenido
algunos orgasmos. Seguía con los ojos cerrados y aproveché para besar su boca, y ella con sus manos empezó a masturbarme. Fué entonces cuando yo cerré los ojos, sentir sus manos en mi verga, fué una sensación placentera, sus delicadas manos masajeándome la verga. Abri los ojos y ella me veía fijamente. Su mirada pícara y lujuriosa me calentó más. De pronto ella me volteó boca arriba y me empezó a chupar la verga, debo decir que no sabe chuparla, razón por la cual la levanté y la hize que se montara en mi. Empezó a cabalra mientras yo veía como echaba su cabeza hacia atrás y como rebotaban esas enormes tetas.
Poco después Sonia intensificó el movimiento hasta que se vino nuevamente. La recosté boca arriba, le levanté las piernas y que le dejo ir toda la verga y ahora si con unas buenas embestidas, así estuve un buen rato. En esa posición sentí como Sonia me apretaba bien rico la verga y además su vagina seguía muy mojada, Mis embestidas cada vez fueron más intensas y escuchaba como Sonia daba gemidos de placer. Ella se vino primero y de inmediato me vine yo. Mi verga descargó toda su lujuria acumulada.

Me quedé un rato recostado sobre ella hasta que me acosté a su lado la abrazé y ya con mi verga flácida se la repegué a sus nalgas. Mis manos acariciaban esas tetas y pero los dos no decíamos una sola palabra. Así estuvimos un rato hasta que nuevamente nos empezamos a calentar. Nos empezamos a besar en la boca, besos largos, intensos, nuestras lenguas danzaban. Y nuevamente sonia empezó a jugar con mi verga y al poco rato ya tenía otra tremenda erección.

Esta vez dejé que me la sobara un buen rato, hasta que de pronto Sonia se puso de a perrito. Vaya espectáculo, tremendo culo ante mis ojos y ante mi verga. La levanté y me la llevé a un pequeño sillón que estaba en la habitación. Ahí la puse de a perrito, pero yo quedé parado. Y me la empezé a cojer nuevamente. Una vez más , Sonia se quejaba y dejaba escapar pequeños gritos y gemidos de placer. Antes de venirme le saqué la verga y la hiqué ante mi y me empezé a masturbar. Sonia de pronto tomó mi lugar y ella hincada frente a mi me empezó a masturbar. No se cuánto tiempo estuve así, pero poco a poco empezé a sentir nuevamente esas ganas de estallar. Hasta que por fin, eyaculé en sus cara. Me recosté en el sillón y Sonia me lamió la verga. Se fué al baño a limpiarse. Y yo estaba en un estado total de placer. Mi mente estaba en blanco.

Sonia se recostó conmigo, y nos quedamos dormidos. Al otro día, cuando desperté Sonia no estaba en mi habitación. No fuí a buscarla, pues tenía comprómisos laborales. Al otró día, después de mis compromisos. Fuí a su habitación y estaba cerrada. Le pregunté al personal del hotel si sabían a qué hora había salido Sonia y me dijeron que canceló su reservación del hotel y que se había ido a medio día.

Había pasado más de un mes desde ese encuentro y de pronto un día que legué estaba en casa con mi esposa. Me temblaron los huevos puesto que ni Sonia ni yo
habíamos cruzado palabra durante aquella noche.

Al poco rato, Sonia se despidió y me dijo:
- En dos semanas, regreso a Monterrey




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Nombre do Relato


Codigo do Relato
1891

Categoria
Heterosexuales

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