Por fin, unas vacaciones
( Relatos Heterosexuales )


Necesitaba vacaciones desde que comencé la carrera, la brisa del mar acariciando mi cara, el olor de la sal que llena mis pulmones, el dulce aroma de la comida recién hecha y la diversión propia de los cruceros por el báltico.

Mi mejor amiga y yo siempre quisimos hacer una escapada, los problemas de cualquier universitaria se agolpaban en nuestros cansadas mentes, los estudios, los exámenes, los profesores, las tutorías, los hombres, un incasable cumulo de estrés que no era fácil de borrar de nuestra memoria.


El embarque fue muy rápido, ya habíamos comprado los tickets de antemano, lo que nos facilitó el pasaje y la acomodación en el barco, un amable botones llevo nuestras maletas a nuestro camarote.

-Aquí está, el camarote 25, disfruten de su estancia y exploren el barco a su antojo- nos dijo el marinero cuando dejo nuestras maletas en el suelo.

-Muchas gracias y ten por seguro que lo haremos- le respondió mi amiga mientras le despedía.

Yo seguía alucinando por la majestuosidad del camarote que nos había tocado, dos camas casi juntas entre sí abarcaban casi todo el espacio del camarote, había un baño espacioso con ducha y un armario con tocador.

-Es algo pequeño ¿no crees?- le dije a mi amiga.

-Puede pero sabes que no vamos a estar aquí casi nunca ¿verdad?- me respondió sonriendo de oreja a oreja.

-Investiguemos el barco como ha dicho el marinerito, jijiji- me dijo mi amiga mientras se acomodaba su pamela en la cabeza.

-Déjame ponerme el bikini y salimos en un minuto- le respondí desnudándome rápidamente.

Nada más cambiarme salimos del camarote esperanzadas, el barco era inmenso tardamos un par de horas en recorrerlo por completo. Piscina, gimnasio, jacuzzis, campo de baloncesto, spa, discoteca, salones de juegos, sala de cine buffet libre, bebidas incluidas en el precio, era el paraíso de la diversión.

-¿Qué quieres hacer primero?- me dijo mi amiga agarrándome de la mano y asomándose a la barandilla para ver el mar en todo su esplendor.

-Jacuzzi, nunca lo he probado y parece divertido- le respondí contemplando aquellas maravillosas vistas.

-Pues vamos para allá que seguro que algún chulazo nos invita a tomar algo- Me dijo agarrando mi mano y tirando de mí en dirección a los jacuzzis.

Cuando llegamos nos sentimos algo decepcionadas, los jacuzzis eran para unas ocho personas y todos estaban repletos. Nos acercamos a uno de ellos poco a poco, estaba lleno con ocho chicos de nuestra edad, nosotras no sabíamos cómo funcionaban los turnos para meterse dentro.

-¿Vais a salir ya? ¿El agua está caliente?- les pregunte a los chicos.

-No aún estaremos quince minutos más según pone en las instrucciones- dijo uno de ellos respondiendo a mi pregunta.

En un momento salieron dos chicos a la vez del jacuzzi, nosotras esperamos a que los demás salieran pero no lo hicieron, en vez de eso se nos quedaron mirando y nos hicieron señas para que entráramos con ellos.

-Se han quedado dos huecos libres, entrar con nosotros- dijo un chico súper sexy.

Yo mire a mi amiga a la cara sin decirle nada, tuvimos una de nuestras conversaciones telepáticas.
-¿qué hacemos, nos metemos con ellos?- le dije mentalmente.

-Estamos de vacaciones, vamos a divertirnos un poco- me respondió agarrando mi mano y dando un paso adelante.

-Vamos a meternos jijiji- dijo ella a los chicos sonriéndolos.

Al meternos en el jacuzzi podía intente no tocar a ninguno de los chicos. Mi amiga, por el contrario se ganó la confianza del que tenía al lado, le tocaba el brazo, sonría, se reía de las cosas que decían los chavales. Estaba colocada de tal manera que el agua del jacuzzi le tocaba los pechos, por el contrario yo me sentí muy avergonzada e intente no exponer nada a los hombres que se agolpaban en el jacuzzi.

Poco a poco fuimos cogiendo confianza y hablamos mucho sobre la universidad, los exámenes, las tutorías, para nuestra sorpresa, estudiaban magisterio como nosotras, eran sevillanos y cada cual era más guapo que el anterior. A mí me llamo mucho la atención uno de ellos, sus marcados abdominales y sus brazos robustos hacían que mi cuerpo pidiera marcha.

Estuvimos hablando un buen rato, su clase estaba de crucero como viaje de fin de carrera, había unos 100 chavales de su misma carrera correteando por el crucero. Nos hicimos amigos muy rápido y quedamos para vernos más adelante.

Al día siguiente nos encontramos con ellos de nuevo, se habían apuntado al concurso de misters del barco. Tras unos pases de modelo que deslumbraron a todas las damas de la sala, eligieron a varios de ellos como mister del crucero. A partir de ese momento estuvimos casi prácticamente todo el tiempo con ellos. Ese mismo día acabamos mi amiga y yo en el camarote del chico musculoso. Estábamos algo perjudicados pero en ese momento el me dejo claras sus intenciones. Quería tenerme para él solo, yo sentía lo mismo, me atraía muchísimo pero no quería ser otra presa fácil de la que fardar con sus amigos.

Paso otro día de fiestas y diversiones, esta vez acabamos en nuestro camarote, mi amiga y yo ya habíamos hablado sobre lo que nos atraía del chico y esa noche pretendimos ver hasta dónde podía llegar cada una. Ya eran las tres de la mañana, las dos estábamos bastante cansadas, pero mi amiga se arregló para ver al chico, yo me puse mi pijama y una coleta para estar más cómoda. Sonó la puerta del camarote dos veces, era él, tan guapo como siempre.

-Hola guapas ya estoy aquí para empezar la fiesta- dijo con su sexy acento sevillano.

Nos sentamos los tres en la cama y comenzamos a hablar sobre todo se sexo, las cosas se pusieron algo calientes en poco tiempo. Fue todo muy rápido, estábamos completamente a oscuras, el chico se tumbó en la cama y mi amiga y yo le empezamos a desnudar poco a poco. Sus abdominales de hierro hacían que todo nuestro se ser se encendiera como una cerilla. Le tocábamos y palpábamos todo lo que podíamos sintiendo como su respiración se aceleraba más y más con cada roce de nuestras manos con su piel.

Nuestras manos no podían parar de tocar su cuerpo, cada vez nos acercábamos más y más a su miembro, se podía notar que estaba muy caliente, su pene estaba duro y daban ganas de tocarlo. Estuvimos toda la noche hablando y tocándole hasta que se hizo de día. Acabamos en ropa interior pero no sucedió nada más, yo quería esperar y el chico no parecía que pudiera con las dos por como respiraba solo con tocarle el cuerpo.

Nos quedamos con las ganas de saborear un poco más de ese dios esculpido en mármol. Pero estábamos muy cansadas y necesitábamos descansar antes de ir a la fiesta de disfraces. Él salió del camarote y nos dejó descansar.

La noche de disfraces fue la mejor de todas las del crucero. Mi amiga no se sentía bien así que se quedó en el camarote. No podía evitar pensar en cómo iría vestido el dios espartano que había saboreado la noche anterior. Cuando lo vi todo mi cuerpo dio un vuelco. Un militar sexy con la cara pintada de camuflaje, típico, sino pudo ponerme más cachonda la noche anterior, ahora lo había conseguido con creces gracias al uniforme militar que llevaba puesto. Mi disfraz pareció gustarle cuando me dirigí a él, estaba vestida de marinerita, mi sombrerito, falda y top ajustado a mis perfectos pechos, hacían que todas las miradas de la sala se dirigieran a mí.

-Mucho más guapa desnuda- me dijo agarrándome de la cintura.

-Mmm militar, que quieres ¿que sea tu guerrera traviesa?- le respondí acercándome a él y tocando su musculoso brazo.

No hubo mucho más tonteo, solo bailamos una vez juntos, notaba como su pene rozaba mi cuerpo con cada movimiento mientras nos besábamos apasionadamente, después del baile me llevo directamente a su camarote.

-Pasa a mis aposentos- me dijo al llegar a su camarote.

Sonriendo entre y cuando crucé la puerta le agarre de la camiseta, le empuje hacia mí y le bese apasionadamente en la boca.

-Tómame ahora mismo, que no aguanto estos calores que inundan mi cuerpo- le respondí.

Su pintura de camuflaje de la cara se pegó a la mía del beso que le plante en la boca. Sin perder el tiempo comenzamos a denudarnos mientras nos besábamos y acariciábamos, su respiración era muy fuerte y se aceleraba cada vez más con cada beso y roce sobre su cuerpo. Sus manos tocaban mis curvas haciendo que mi lado salvaje saliera a relucir, sus dedos jugueteaban con mi sexo, entraban y salían como una astuta serpiente entrando en la madriguera de su presa.

-Ahh…ahh- leves gemidos salían de mis labios.

Mis manos acariciaban su pene por encima del bóxer haciendo que este se pusiera duro ante mí con gran rapidez. Cuando le quite el bóxer su miembro erecto choco contra sus abdominales de mármol produciendo un sonido sordo –ploff-. Su miembro era grande y muy apetitoso. Me agarro con sus brazos musculosos y me empezó a hacer el amor de pie, aguantaba mi peso sin problema, yo le besaba mientras me la metía una y otra vez.

Era muy salvaje, cada vez que su pene penetraba mi ser yo le agarraba más y más fuerte, haciendo que mis uñas se clavaran en su piel de la espalda un par de milímetros. Me tenía que echar hacia atrás para que entrara todo su pene dentro de mí.

Cuando se cansó de sostenerme me puso sobre la mesa, alce mi pierna izquierda sobre su hombro y la derecha la deje entre sus piernas. Me volvió a penetrar fuerte, no cambiaba de ritmo, siempre intentaba entrar y salir rápido como si estuviera haciendo una carrera.

-pufff siii así, como me gusta- decía mientras me tomaba encima de la mesa.

La mesa no paraba de chocar y chocar contra la pared del camarote, ambos entramos en un éxtasis placentero. Al notar que quería correrse le aparte de un empujón.

-No tan rápido, porque no vienes a lamer esto- le dije mientras abría mis piernas ante él y me tocaba al clítoris para sentir algo de placer.

Se acercó a mí me agarro de nuevo y me tiro a la cama, se puso al trabajo manual. Sus dedos me atravesaban una y otra vez, su lengua se movía poco a poco empapando todo mi clítoris haciendo que gimiera con cada lametazo. No duro mucho comiéndomelo, intente que siguiera agarrándole la cabeza pero simplemente subió besándome el cuerpo hasta mi boca. Besaba muy bien y con cada beso su pene se ponía más y más grueso.

Al verlo tan gordo me dieron ganas de catarlo, con las manos le agarre el miembro y poco a poco me lo eche a la boca, con la lengua empecé a lamer su miembro erecto de abajo a arriba, comencé por los huevos, mientas los masajeaba con la mano me metía primero uno y después el otro en la boca. Su pene irradiaba calor por todas partes, al pasar la lengua por su glande note como se llenaba de sangre y se enrojecía.

Con los calores su pene empezó a mojarse, una pequeña gota salía de su miembro mojando mi lengua al pasar por su glande. Al sentirla pude experimentar un gran placer, eso me dio más ganas para seguir con la mamada. Rápidamente metí su miembro en mi boca y con mis labios lo apreté bien fuerte mientras se la comía de arriba abajo. Después de unos diez minutos comiéndole el pene sin pensarlo me subí sobre él. Como una vaquera en celo empecé a cabalgarle sin parar, mis pechos rebotaban arriba y abajo mientras me agarraba el pelo con las manos y saltaba sobre su miembro.

-dios..así…así..me…encanta- empecé a gritar de placer.

Él no se quedó atrás, su respiración y sus gemidos iban a la par con los míos.

-Eres una guerrera, dios…siii…mi…guerrera…salvaje- me dijo agarrándome de la cintura y aumentando la velocidad de mi cabalgada.

Me agarro de la cintura y me tiro a la cama, sin dejarme respirar un segundo de la cabalgada, puso mis piernas en forma de L y comenzó a follarme sin parar. Mis piernas apretaban mi sexo y hacían que sintiera más su pene dentro de mí. No tardó mucho en cansarse y correrse en mi culo. Cuando termino cayó desplomado a la cama, como si le hubieses dado un somnífero. Yo acabe llena de pintura de camuflaje por todo el cuerpo con el resultado del encuentro. Al día siguiente nos despedimos en el puerto de Barcelona, las vacaciones se habían acabado.

-Esto es un hasta luego no un hasta nunca...tú y yo nos veremos fuera del barco- me dijo mientras me besaba por última vez.

-Cuando quieras repetimos-le dije alejándome del barco.

Fin.

Foto 1 del Relato erotico: Por fin, unas vacaciones




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Detalles



Nombre do Relato


Codigo do Relato
5633

Categoria
Heterosexuales

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