A LOS PIES DE DIOSAS
( Relatos Heterosexuales )


Hacía ya mucho tiempo que aquel grupo de chicos adolescentes veníamos preparándonos en una dificilísima práctica de rigurosa abstinencia sexual absoluta para aquello de descargarnos luego en una desenfrenada orgía violatoria atrapando a una chica que sería la víctima en aquel patético plan para ello así trazado.                  Por aquel lejano y extenso parque allá en las afueras de la ciudad y por donde solían cortar camino algunas confiadas muchachas que en las noches de sábado hasta los bailes del centro de la ciudad iban,por aquel parque nos encontrábamos esperando en aquella noche caliente de sábado a la primer chica que aparecer viéramos, para capturarla y comenzar, pues, aquello tan lujuriosamente trazado.                      Al centro mismo de aquel parque, había un circular y extenso engramillado salpicado de marmóleas estatuas de blanquísimas y desnudas diosas que en su número, al igual que nosotros los chicos de aquel grupo, eran :diez.       Cerca de aquel lugar, y agazapados entre unos matorrales y arboles del boscaje circundante, obserbábamos atentos al camino por donde las muchachas solían arribar para el atajo del parque tomar. Ya, completamente desnudos y presos en fogosísima sobreexcitación erótica, aguardábamos la llegada de nuestra ingenua víctima para por asalto tomarla, y,allí mismo, comenzar nuestra soez acción premeditada. Fue entonces, cuando como una imprevista tromba velóz y femenina irrumpió detrás de nosotros sorprendiéndonos en traicionera acción irrigando sobre nuestros rostros aquel paralizante gas que por minutos nos neutralizaría completamente dándoles el suficiente tiempo para capturarnos a los diez y llevarnos en rapidísima traslación hasta las estatuas de las diosas en donde a cada uno de nosotros nos amarrarían desnudos para, inmediatamente recuperados del paralizante efecto de aquel gas, comenzar ellas a disfrutarnos en un libre hacer y hacer enloqueciéndonos en arrolladoras cosquillas y manoseos violándonos a todos sin nosotros nada poder hacer por evitarlo.                                             Desesperadamente atroz era poder ver en un total estado de perfecta conciencia pero paralizados nuestros brazos y piernas, cómo aquellas hermosísimas y muy astutas muchachas habían logrado imponer sus planes sobre los nuestros al haberlos previamente ellas descubierto valla a saberse cómo, pero que ya, ahora, poco o nada importaba:   ELLAS YA HABÍAN TRIUNFADO. Y AHORA...COMENZARÍAN ELLAS "LA FIESTA", "SU FIESTA"!!!                                  ¡Qué hermosas eran y qué desparpajo exuberante era el de sus sornas burlonas al bailar grotescamente ante nosotros ya atados y desnudos a las diosas desnudas de las estatuas! Ellas, otras diosas ya allí, eran las dueñas absolutas de toda la acción y de nuestros cuerpos, y nosotros íbamos saliendo de nuestro estado de parálisis temporal para comenzar aquel erótico estado como de loca pesadilla erótica en la que habíamos insólitamente caído a los pies de aquellas muchachas que ya, comenzaban su orgía de neto carácter de femenina dominación total.            Una hermosísima y luminosa luna plateaba con su nocturnal luz plateada la acción de aquella escena allí lujuriosamente planteada,y en medio de la desesperación de nuestros masculinos gritos y gemidos de placer entremezclado con suspiros y gemidos y aullidos y súplicas, las femeninas carcajadas de todas y sus sornásticas frases irónicas al cosquillearnos y manosearnos a su más completa libertad y antojo recorriendo sus cosquilleantes dedos por toda nuestra desnudéz y ya masturbándonos y haciéndonos venir aquellos orgasmos que en aquel estado de sobreexcitación en el que habíamos quedado por habernos preparado como al comienzo ya dijimos, nuestras eyaculaciones se daban como violentísimos chorros como interminables de un cremoso semen que a la luz de la luna saltaban hacia todas partes en medio de nuestros mil gritos y gemidos u otras exclamaciones de loco placer desesperado, y las carcajadas de todas ellas viéndonos así eyacular en un hacer y hacer de todas ya jugando entre ellas para ver a cuál de nosotros cada una de ellas nos hacían largar más y más leche por la pija así manoseándonos a su más libre antojo. Como locos nos retorsíamos atados a aquellas diosas que parecían sonreír sornásticamente mientras, las otras diosas, las de carne y hueso, ya comenzaban a multiplicar sus humillantes haceres haciéndonos ahora lamerles los pies bajo amenaza de torturarnos si no obedecíamos. Obedecimos.   Reían ellas..! Sus ocurrentes mofas y carcajadas eran cosa de monstruosa gordura, y todo eso aumentaba el efecto de una desesperante sobreexcitación que nos sumía en un humillante círculo sin salida en el cual ellas nos tenían continuamente a sus pies ahí amarrados como nos tenían allá en el medio de un alejado parque atados de una ignominiosa manera así arrodillados y completamente desnudos, manos atrás a las estatuas de aquellas diosas y nuestros tobillos también atados en una soga que rodeando tras la estatua los unía mientras ellas nos hacían lo que querían: cosquillas...pajas...lamerles los pies...lamerles el culo...lamerles la concha...aguantar sus risitas y burlas...de a uno desatarnos entre todas para a ése, entre todas humillarlo desatado dominándolo y montándolo como a un caballo para en él montadas por el parque andar así sobre sus hombros montadas en una rotativa acción así hecha sobre cada uno para trnarlo otra vez a la estatua una vez cada uno así ultrajado. La noche, ya madrugada, transcurría. La orgía aquella...también. La locura iba apoderándose de nosotros los diez varones que íbamos viéndola ya sobre nosotros tomarnos como por irremisible asalto lujuriosamente alocada, y nuestras ahora demenciales risas de loco placer nos iba mostrando como dominados y ya sometidos esclavos de todas ellas en un loco gozar masoquista que ellas se encargaron de acelerar en su desarrollo para hacernos aún más rápido en él caer y ser así los más sometidos y felices esclavos de todas ellas en una servidumbre sexual a todas que ya...irremisiblemente había ahí comenzado.    Por fin, todos ya desatados "pero verdaderamente más atados que nunca", desnudos y calientes como asnos en bestial celo a pesar de todo lo que ya nos habían ellas hecho, por el efecto de aquella locura en la que nos habían sumergido, la excitación esa nos mostraba domados y poseídos por una caliente lujuria paseándolas a todas todos desnudos y llevándolas por aquel parque sobre nuestros hombros mientras reían brazos en alto festejando la conquista triunfal.                                     Tal, pues, aquélla nuestra aventura. Nuestra aventura en la que terminamos acabando..."A LOS PIES DE DIOSAS". (AXEL)




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2230

Categoria
Heterosexuales

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