Ls osos no van a Sodoma
( Relatos Gay )


El poblado en que vivia Pablo, era un conjunto de casas pequeñas y sencillas, desparramadas en el valle, aquel era un robusto cuarenton que vivía de transportar materiales de construcción en su vetusco pero poderoso camión, vivía solo en su reducida vivienda de adobes enlucidos   y techumbre de teja roja, yo había llegado a ese pueblo como ingeniero civil de Obra, para la construcción de un puente colgante que comunique y permita el transporte de productos pétreos y agrícolas, cuando me fué presentado en la cantina, Pablo me subyugó con su aspecto, era el tipo de macho que siempre me erotizó desde que fuí un adolescente, era alto como de unos 1.85metros, unos 100kg. de peso, su cuerpo robusto y de anchas espaldas, su pecho tapizado de frondosa pelambre negra que brotaba de su camisa, una soberbia voz profunda de bajo y una tupida barba negra de tres dias que exaltaba su arrebatadora masculinidad.

Cuando me fué presentado, el tipo asumió una actitud un tanto displicente y fria, pero sin embargo cuando nos despedimos, apretó con rudeza mi mano y me invitó para esa noche a su casa para habar de varios tópicos que preocupaan a los pobladores.

Sería como las 8 de a noche, cuando toqué timidamente a la entrada, luego de varios minutos de espera, salió él mismo a abrirme la puerta, al parecer sin querer o con toda una obscena intención de perturbarme, salió vestido con un fino jean azul muy armado a su poderoso cuerpo, una juvenil camisa de mezclila que dejaba lucir esa primorosa y dura panza cervecera, unas nalgas firmes , muy masculinas, unos brazos poderosos que hacian honor a esos hombros anchos y firmes, como si eso fuera poco, una bragueta apretada que dejaba ostentar un suculento bulto, en el que se marcaba una poderosa verga semierecta con su redondeado glande, por supuesto se marcaban unos enormes y bien colgados huevos que se cargaban a un costado, yo me encontraba alterado y nervioso, ese hombre había logrado despertar mis mas escabrosos instintos, luego de un lapso de silencio, me extendio su mano y me invitó a sentarme en la rústica pero pulcra salita de estar, luego de unos minutos de mirarme fijamente, se escurrió por el corredor del fondo, yo sentado, estaba confuso y sorprendido de esa actitud algo extraña , sin embargo luego de unos. diez minutos, reapareció a mi vista desnudo pero untilizando tan solo un pequeño y ajustado interior fino de algodón, ahora mas que nunca me quede perplejo de su torrentosa hombria, era un macho triple A, testosterona pura, se aproximó con premura a mi sofá , y apretó su enorme falo duro a mi pecho, mientras me besaba desenfrenadamente, barriendo su hirsuta barba por mis mejillas, con sus manos desgarró mi camisa y se lanzó a chupar mis tetillas, bajó con arrebato mis pantalones, y empezó a atizar mi cuerpo con su verga húmeda y dura, yo sentía como sus cojones reptaban por mi vientre, luego me empujó con violencia en el respaldo del sofá, levantó mis dos piernas sobre sus hombros y procedió a meter con rudeza su herramienta desnuda en mis entrañas, luego de intensos jadeos, sentí como ese nectar tibio y espeso inundaba mi cuerpo, el desmayó a mi lado, respiraba como un niño mientras con desgano acariciaba mi vientre, todo fué algo presuroso pero intenso, para nada concurrieron las preguntas y peor los cuestionamientos o las estúpidas culpas, fué una jornada aparatosa de energía, sexo, hombría , pasión y ... Silencio.


Comentarios


Jeje, escribiste un bonito sueño.
perfil ariez96


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Gay

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