Me atrevi
( Relatos Heterosexuales )


Hacia mucho tiempo que aquel hombre me observaba todos los mediodias cuando hacia mi rutina en el gimnasio. Siempre la misma escena, un hola y hasta mañana.
Una mañana de lluvia, al querer ingresar a la oficina por la cochera descubro que este señor era el presidente de la empresa para la que yo trabajaba. Todo siguio igual durante un par de semanas cuando con un par de amigas fuimos de tragos un jueves por la noche. En el mismo boliche estaba el, tan atractivo en ropa de calle, con ese aire importante y muy sexie. Me envio una copa de champan con una notita que decia "estas muy linda" y ese gesto me agrado. Al otro dia me llaman de la oficina de personal y me comunican que a partir del lunes mi lugar de trabajo sera en la secretaria de la presidencia, con otro sueldo y alguna responsabilidades mas que importantes. No me llamo la atencion porque al regresar a mi habitual escritorio me esperaba una rosa blanca con una targeta que decia "te quiero cerca. te invito a cenar, no acepto un rechazo".
Y asi fue, un coqueto lugar muy intimo, un aroma tentador, un buen vino y una charla amena e inteligente, que termino en la promesa de volvernos a ver, pero en la puerta de i casa se convirtio en un beso y una invitacion para pasar un fin de semana a solas en su isla, a dos horas de vuelo.
Me parecia un sueño y me enardecia ese suave aliento y esa fragancia exquisita rozando mi piel, y no lo pense, recogi ropa para un fin de semana y a volar...
Todo era perfecto, el lugar, el agua cristalina y sus brazos apretando mi cuerpo, nuestras bocas encontarndose y la musica clasica elegida por los dos sonando tenuemente en una alcoba barroca, adornada con ricos muebles y sabanas de hilo.
Hicimos el amor todo el sabado, salimos a caminar cuando anochecia y el agua de la playa nos mojaba los pies descalzos. Hacia mucho tiempo que no podia identificar la felicidad, y esa era, asi simple y correcta la felicidad.
Mucho sexo, mucho juego, mucho reconocernos sin la idea de un mañana.
El fin de semana paso raudo y el lunes comence en mi nuevo puesto, las caras del resto de las secretarias me hicieron pensar que todas habian pasado por la misma isla y la misma cama, y me senti sucia, ingenua, ultrajada.
Sono el ineterno y la primera orden. Temble como si no lo hubiera visto nunca con la taza de cafe en la bandeja y los llamados en la mano, pero cuando llegue frente a el su mano se calzo en mi cintura y el beso que me dio borraron mis dudas. Fue una semana maravillosa, teniamos sexo en el baño, minutos antes de alguna importante reunion, ibamos a todas partes juntos simulando ser solo jefe y secretaria. Hasta que la segunda sorpresa llego, junto a un lujosisimo estuche poblado de diamantes: te quiero en mi mundo,decia la targeta, y su mundo era una casa demasiado grande en un barrio demasiado solo donde podiemos hacer el amor a los gritos sin que nadie nos escuchara, donde encerrarnos en el vestidor y amarnos salvajemente era nuestra travesura. Nunca imagine que la vida podria tener para mi la oportunidad de dejerme vivir libremente el placer de dos cuerpos que desean permanentemente encontrarse. Ser amantes y pareja a los ojos del mundo y mas alla de toda diferencia.




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Heterosexuales

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