Por fin mi primera vez
( Relatos Transexuales )



Me había casado con 27 años con una mujer tres años mayor que yo, recién cumplidos los 29 años, en marzo de 1999 nos divorciamos de mutuo acuerdo. Tras varios meses sin entendernos precipitó el desenlace el que yo dejara mi trabajo por diversas circunstancias; la Semana Santa de aquel año eran los últimos días de marzo y primeros días de abril y aprovechando mi recién estrenada soltería decidí acercarme unos días a París.
No era casual elegir esa ciudad para pasar unos días de vacaciones. Un año antes había acompañado a mi mujer a un congreso en esa ciudad, fueron cuatro días en los que ella estaba ocupada hasta la tarde. mientras yo disponía de total libertad para conocer la ciudad. Fue un asunto de celos, habíamos discutido nuestro segundo día y llevábamos varias horas sin dirigirnos la palabra. Bastante enrabiado, mientras ella descansaba en el hotel, acepté la proposición de una bellísima prostituta en una calle situada entre la Opera y Pigalle... tenía rasgos orientales y dijo llamarse "Kioto", a pesar de lo que me atrajo desde el primer instante tenía algunas dudas al respecto que se disiparon apenas cinco minutos después de entrar en su apartamento o habitación de trabajo. Bella, buen cuerpo, femenina... ni siquiera su tono de voz delataba que se trataba de un travestí o trasexual.... pero efectivamente era una "mujer" espectacular y decidí continuar hasta el final. También yo debería parecerle de alguna manera especial puesto que aunque nada habíamos hablado del tiempo este se prolongó de una manera desde mi punto de vista fuera de lo normal para una profesional de este tipo, y tras dos horas en las que mamé con delicia mi primera polla, Kioto me devolvió los 300 FF que la había entregado nada más entrar en su habitación.

La estuve recordando varios meses hasta el punto de que a solas en casa, jugaba con la lencería de mi mujer y me masturbaba teniendo múltiples fantasías. Por esta razón mi vuelta a esa ciudad trece meses después; sabía que era difícil si no imposible volver a encontrarme con ella pero apenas dejé el equipaje en el hotel regresé a las calles donde la vi por primera vez con la esperanza de volver a encontrarme con ella. Todavía la red no había llegado a los que hoy es, de aquel viaje con mi mujer había traído escondidas en la maleta media docena de revistas de contactos como las que entonces se vendían en España; en una de ellas encontré la dirección de un hotel, Hotel Sully ( no confundir con un monumento en París del mismo nombre) que se anunciaba como el ideal para alojar a travestís y crossdresser que llegaban a la ciudad un fin de semana al mes en los que se realizaban encuentros entre personas de este género en un club liberal situado en la Isla de San Luis. El hotel era antiguo, sobre todo viejo y un poco cutre para lo que yo estaba acostumbrado, pero decidí alojarme en el a ver que pasaba y veinte muchos años después no me arrepiento de nada.
Mi vuelo había llegado a París a las doce del mediodía antes de las dos de la tarde estaba paseando por las calles donde un año antes había encontrado a Kioto. Evidentemente no di con ella, había alguna prostituta por las calles adyacentes, tanto mujeres como travestís y cada vez que alguna me miraba o dirigía alguna frase invitándome a ir con ella contribuía a aumentar mi excitación. Decidí comer algo y regresar al hotel para salir más tarde; me apetecía estar con alguna pero estaba demasiado cachondo; descansaría unos minutos en mi habitación y me haría una buena paja, luego ya veríamos si decidía estar con alguien.
Tras mi divorcio no había tenido tiempo de buscar nada y estaba de nuevo en casa de mi madre, también divorciada, básicamente no había tenido intimidad al no vivir solo y quería aprovechar la habitación de mi hotel. En mi maleta había traído un conjunto de ropa interior femenina que en el traslado había robado a mi ex-mujer; había pensado en usarlo para masturbarme en mi hotel y quizá llevarlo puesto cuando contratara los servicios de alguien como Kioto a ver que ocurría. Estaba cada vez más caliente, entré en un MONOPRIX, una especie de supermercado que lo mismo vende patatas que faldas o pantalones, compré un par de medias de esas que son auto ajustables y no necesitan de ligueros y ya puestos también una barra de labios y maquillaje e incluso a la salida vi rimmel y pintura para los ojos y también compré.... nunca he tenido vello en el cuerpo, incluso no necesitaba afeitarme mas que una vez cada tres o cuatro días, pero pensé que dependiendo como me viera incluso al día siguiente compraría algo para depilarme.

Era el viernes 29 de marzo, hacía exactamente diecinueve días que me había divorciado y en mucho tiempo era la primera vez que estaba solo. Mi habitación era la 106, en el primer piso, frente a la cama había una ventana que daba a un patio interior pequeño: a la derecha una pared y a la izquierda otra ventana que daba al pasillo que conducía a las habitaciones; en frente, a unos cuatro o cinco metros la ventana de otra habitación como la mía. Para ser la primera vez no lo hice del todo mal: incluso la sombra de un gris verdoso en los párpados me quedo bastante bien, y cuando terminé de pintar y perfilar mis labios me encontré sinceramente "atractiva" .
Ya con las media puestas y el sujetador negro a juego con una pequeña tanga que había robado a mi ex me coloqué frente. a un espejo que estaba junto a la cama y frente a la ventana y comencé a contonearme acariciando mi cuerpo; pasaba mis manos por mi pecho, cintura y caderas deslizándolas luego hacia mis nalgas mientras trataba de moverme sensualmente. Mi polla cada vez más dura se salía por todos los laterales de la tanga y aunque de vez en cuando pasaba mis manos por ella y me masturbaba lo hacía lentamente tratando de evitar correrme para hacer durar el mayor tiempo posible el instante. Arrodillado sobre la cama me quedé sentado sobre mis piernas acariciándome bajo el escroto y jugando con mis dedos alrededor de mi ano mientras con la otra mano pellizcaba suavemente mis pezones por encima de la tela del sujetador, todo esto frente al espejo, con la ventana a mi espalda.
Tuve la sensación de que se movían las cortinas de la ventana del otro lado del patio, la luz de la habitación estaba apagada y no parecía haber nadie en la habitación de enfrente, caí entonces en la cuenta de que no había tenido la precaución de cerrar la ventana o correr las cortinas y durante unos segundos casi estuve horrorizado y avergonzado de que alguien pudiera haberme visto tal y como estaba pero inmediatamente recordé en el lugar donde estaba y porqué había decidido quedarme en ese hotel..... quise pensar que ójala alguien me estuviera mirando y estuviese en la misma situación que yo..... continué, ahora miraba de vez en cuando hacia la ventana del otro lado del patio deseando que efectivamente alguien me estuviera mirando pero todo parecía indicar que la habitación estaba vacía. Nada más alejado de la realidad, la habitación se mantenía a oscuras y las dos veces que volví a ver moverse las cortinas imaginé que era una corriente de aire; habían pasado doce o quince minutos desde que me había puesto frente al espejo y luego arrodillado sobre la cama, siempre me miraba en el espejo y a cada rato volvía a la mirada hacia la ventana ahora sé que más que controlando que alguien pudiera verme deseando que así fuera. Acerté a ver una silueta al fondo de la habitación que despacio iba acercándose a la ventana dejando que la propia luz de mi habitación iluminara la silueta, en un instante el hombre, maduro aunque entonces no supe precisar su edad, estaba desnudo junto a su ventana acariciándose lentamente la verga mirándome con una sonrisa, aceleré un instante el movimiento de mi mano sobre mi verga pero rápidamente desaceleré para evitar correrme. Pasados unos breves minutos desapareció unos segundos para volver junto a su ventana con una botella de vino en su mano ofreciéndome un trago..... Todo fue tan deprisa y excitante que apenas me dio tiempo a pensar o decidir, le di el número de mi habitación mostrándole el llavero e inmediatamente desapareció y tras oír cerrar la puerta de una habitación le oi caminar por el pasillo, abrí la puerta de mi habitación y allí estaba, tal como estaba en su habitación, si, había caminado los séis u ocho metros de pasillo que separaban nuestras habitaciones completamente desnudo y por supuesto empalmado. Dejó la botella de vino y un par de vasos sobre una pequeña mesa-escritorio que había en la habitación y me abrazó poniendo una mano en mi espalda y la otra en mis nalgas... Kioto lo había hecho, pero para mi había sido como estar con una mujer, y este era un hombre muy masculino. Como decía, nada más abrazarme me besó metiendo su lengua en mi boca y dando vueltas con ella en su interior, siempre había imaginado que algo así me daría asco pero no, estaba excitado como un adolescente y respondí a su beso entrelazando mi lengua con la suya y cada vez estaba más duro y sentía que a punto de estallar.
Me llevó junto a la cama frente al espejo, se colocó a mi espalda pegándose a mi con sus manos deslizándose por mi cintura, vientre y caderas hasta detenerse sobre mi pecho y mientras su lengua jugaba en mi cuello, mi nuca y bajo mis orejas sus dedos pellizcaban suavemente mis pezones a través de la fina tela del sujetador. Su verga, dura, estaba encajada entre la raya que separa mis nalgas y se movía arriba y abajo frotándome con ella. No sé como acerté a decirle que era mi primera vez, entonces él se dirigió a mi en español con un fuerte acento francés, me sorprendió, y entonces me dijo que era hijo de españoles afincados en Toulousse después de la guerra, estaba en París por trabajo, normalmente los fines de semana regresaba a Toulousse pero una discusión por teléfono con su esposa le había hecho decidir alargar su semana de trabajo en París. La vida nos depara casualidades que a veces cambian nuestra vida. Fue todo un descubrimiento y una suerte poder comunicarme con claridad y sin temor a malos entendidos. El era casado y se alojaba en ese hotel por la misma razón que yo, tenía 55 años y con su mujer formaban una pareja liberal, ella sabía de su bisexualidad y las veces que le acompañaba a París iban a clubs liberales y por supuesto de nada tenía que preocuparme porque llegaríamos hasta donde yo quisiera....... le pregunté su nombre, su nombre era español pero tras tantos años en Francia se había quedado como André.

Me echó sobre la cama boca arriba, nada más verme me dijo que se veía que me faltaba poco, que estaba a punto; asentí con la cabeza y me pidió que le avisara cuando fuera a correrme. Se arrodilló a los pies de la cama y con sus manos sujetándome las pantorrillas alzó mis piernas, no se metió mi polla en la boca como yo esperaba, lamió mis bolas, pasó la lengua por mis testículos tres o cuatro veces y luego se metió uno de ellos en la boca aspirando lentamente; eso me produjo un ligero dolor en esa parte de mi cuerpo pero me explicó que serviría para retrasar unos minutos mi inmediata eyaculación. Había soltado una de mis piernas y podía sentir que se estaba masturbando por el movimiento de su brazo, volvió a sujetar mis piernas con ambas manos y de nuevo su lengua recorrió mis testículos, pasó luego por mi escroto y tras aletear unos segundos alrededor de la aureola de mi ano que a punto estuvo de hacerme correr la introdujo dentro..... ¡Hostia! primero dio vueltas alrededor del túnel, luego recorrió todo el perineo y se introdujo dentro de mi ano, Al principio era un mete-saca rápido con la punta de la lengua pero poco a poco fue abriéndose camino y la introdujo totalmente dentro y trataba de moverla en círculo. Grité que me iba a correr pero él ya se había dado cuenta de la situación y al tiempo que grité, o quizás unas décimas de segundo antes salió de mi ano para rodear con sus labios mi verga y succionar al tiempo que su lengua se movía dando vueltas alrededor de mi glande.... si, no sé como lograba hacerlo pero así era. Y entonces estallé, sujeté su cabeza con ambas manos mientras con un gemido que parecía no acabar nunca me fui vaciando en su boca con cuatro o cinco interminables descargas, llegó un momento en que parecía que su boca pudiera mantener tanto y levantó la cabeza dejándome ver como parte de mi esperma se escapaba por la comisura de sus labios, abrió levemente la boca para que pudiera ver que estaba llena y luego tragó; si tragó, pensé que su intención era escupirlo o levantarse para ir al lavabo, pero tragó, y después volvió a poner su lengua entre mis labios y me besó como había hecho antes. Sinceramente no noté diferencia entre uno y otro beso, pero saber que mi esperma había estado en su boca unos segundos antes antes y ahora estábamos mezclando nuestras salivas contribuyó a que a pesar de haberme corrido tan intensamente mi polla todavía mantuviera cierto estado de rigidez.
Mientras nos besábamos habíamos invertido nuestros cuerpos y ahora era yo quien estaba sobre él y sus manos apretaban y estrujaban mis nalgas, volvimos a la posición en la que yo estaba bajo él y esta vez se arrodilló junto a mi cara y agarrando su polla por la base rozaba mis labios con su glande, la metia en la boca, succioné, lamí y jugué con mi lengua alrededor de su falo mientras la otra mano masajeaba y acariciaba sus bolas..... alargó su brazo para acariciarme, me preguntó si tenía algún tipo de crema y afortunadamente tenía en mi neceser un pequeño frasco de crema de cuerpo que había cogido en el último hotel en el que estuve con mi mujer. En menos de un minuto estábamos de nuevo en la misma posición, entonces pasó una pierna a cada lado de mi cabeza dejando sus nalgas a escasos centímetros de mi cara, noté el frío del "body lotion" bajo mis testículos alrededor de mi ano, lo extendía con su mano y de vez en cuando uno de sus dedos presionaba la aureola de mi ano; no sé describir las sensaciones que sentía en esos momentos pero desde luego que eran placenteras y supermorbosas. Se masturbaba lentamente y al hacerlo sus testículos golpeaban suavemente mi cara, a falta de experiencia decidí actuar de la misma manera que el lo hacía conmigo y comencé a pasar la lengua por sus bolas...... lamí y lamí y me deslicé por su perineo hasta encontrar su ano y tal como había hecho él unos minutos antes jugué con mi lengua en él. No se corrió, pero sus movimientos eran exactos a los míos, se retorcía de placer gimiendo y susurrándome que se iba a correr; finalmente se apartó y volvió a ponerse de rodillas junto a mi cara, la palma de su mano frotaba mis testículos y bajo ellos extendiendo crema y tratando de forzar la entrada con uno de sus dedos mientras con la otra mano se masturbaba rozando con su glande mis labios. Mientras esto hacía me decía frases obscenas y me preguntaba si me gustaba, si quería que se corriese en mi boca, antes de meterme su polla en la boca le dije que estaba muy cachonda y que esperaba que me follara como a una hembra.... empecé a lamer y succionar y en ese instante su dedo rompió la poca resistencia que le estaba ofreciendo y se introdujo en mi ano... no sabría como definir aquellas sensaciones, era totalmente nuevo para mi, a ratos sentía alguna molestia y por otro lado deseaba que no dejara de hacer lo que estaba haciendo; sin dejar de jugar con su dedo dentro de mi se dejó caer de lado sobre la cama invitándome a que me colocara sobre él, estaba sentado sobre su cuerpo y de vez en cuando echaba "body lotion" sobre mi espalda e iba resbalando por la misma hasta mis nalgas, se movía y podía sentir su polla dura frotándose entre mis nalgas. Fue entonces cuando me dijo que él no iba a forzar ninguna situación, que fuera jugando yo y cuando estuviera preparado hiciera lo que más conveniente creyera...... no recuerdo haber estado nunca tan excitado como en aquellos momentos, su polla resbalaba por la loción entre mis nalgas rozando una y otra vez mi ano y eso era algo que me estaba volviendo loco; fui yo mismo quien agarró su verga y la situé a la entrada, rozándome con ella, moviéndome sobre ella y sintiendo como se frotaba contra la aureola. No recuerdo ni como ni en que momento ocurrió, pero si recuerdo que aunque no dentro si estaba encajada justo a la entrada y que a pesar de mis movimientos esta vez no resbalaba hacia uno u otro lado y simplemente me dejé llevar ... me relajé y dejé que mi cuerpo actuara; a medida que iba sentándome sobre el hombre sentí como me abría y como lentamente se introducía en mí, Recuerdo una ligera quemazón los primeros instantes pero había algo, que ahora no sabría describir, que me estaba proporcionando unas sensaciones nuevas, desconocidas hasta entonces para mí y que resultaban extremadamente placenteras. Sentí el contacto de mis nalgas con su pelvis y él dijo exactamente: "la tienes toda dentro, puta" hizo a la vez un movimiento con su pelvis como si quisiera salir para volver a entrar de inmediato y no pude evitar que mientras un calambre recorría mi espalda mi polla comenzó a escupir chorros de esperma como no recordaba haber expulsado nunca... tres, cuatro fuertes descargas se estrellaron contra el pecho de mi amante mientras él sujetaba mis nalgas con sus manos y comenzaba a noverse iniciando un mete-saca que me estaba haciendo gritar de placer...... en cuanto me acomodé comencé a moverme y tampoco él pudo resistir mucho más... recuerdo la sensación de su primera descarga estrellándose al fondo de mi ano, y una más.... y otra...... todo mientras sus manos se aferraban a mis nalgas como si quisieran arrancarlas. He gozado mucho con el sexo, pero probablemente nunca haya vuelto a sentir algo como aquello.

Foto 1 del Relato erotico: Por fin mi primera vez




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8085

Categoria
Transexuales

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