Un timido y Mamen
( Relatos Heterosexuales )


Me llamo Andrés y soy bastante tímido. Había una chica cañón en la universidad. Se llamaba Mamen: morena, pelo lacio largo, boca fina y ancha... era mi mayor sueño sexual. Pero, entre lo tímido que soy y que no estudiábamos la misma carrera... ni la conocía. Intentaba pasar a veces a su lado escuchando, por éso me sabía su nombre y que tenía novio, pero... pero nada. Soy muy tímido.
        Un día de verano, bajé a tomarme algo a un bar. Era media tarde y no me hacía ponerme a estudiar. Preferí bajar a soñar un poco, distraido, con una birra en la mano. Como es habitual en mí, estaba soñando en ella, cuando... cuando ella aparece, pide algo, se sienta sola y comienza a escribir en unos papeles. Lo tenía muy fácil! Qué me costaba acercarme y decirla "tú eres de la universidad, verdad"?
        Pero soy demasiado tímido. Mi reacción fue meterme en el baño para masturbarme. En ese bar son dos baños pequeños, uno para chicas y otro para nosotros. Sólo tiene lavabo y báter. Estaba muy nervioso. Me siento en el báter y comienzo a cascarme una paja.
        Con todos los nervios, me había equivocado de baño y había olvidado cerrar la puerta. En el momento en que empiezo a soltar semen, abre Mamen y la salpico las piernas. Os podéis imaginar la cara de póker (de bellísimo póker) que a ella le queda. Cierra la puerta, porque le da tanta verguenza que no quiere que nadie vea la escena. Coge papel de báter y se limpia los pantalones. Pero...
        Pero... yo ya estoy plenamente humillado. ¿Qué me cuesta soltar ahora mis pensamientos?
        -Perdona, Mamen, me he... equivocado.
        Ella no me mira, mientras se limpia.
        -¿Me conoces de la universidad?
        Oigo un suavísimo "sí".
        -Perdona. Al verte entrar en el bar, me he puesto muy nervioso. Sé que tienes novio. Pero eres más guapa que cualquier modelo que haya visto nunca. Daría diez años de mi vida por hacer el amor contigo diez minutos.
        Se decide a mirarme.
        -Gracias. Es muy bonito lo que me acabas de decir. Nunca se la he pegado a mi novio.
        Ella inspira profundamente. Llora. Se pone de rodillas y comienza a chupármela. Hummm sí...
        -Así, Mamen, así, que si no me haces daño. Hummmmmm....
        Se me pone dura en seguida. Se lo digo. Ella no necesita oír más. Se baja el pantalón. Se sienta sobre mi polla. Se mesa el pelo y comienza a columpiarse. Me corro rápidamente. Ella tarda un poco más.
        -Iiiiiiiiihhhhhh!
        -Mamen, que pueden oírte.
        Ella se muerde la lengua y termina, ajitándose frenéticamente. Se queda abrazada a mí, y yo con las manos sobre su culo. Le digo mi nombre y mi teléfono. Momentos de silencio, hasta que ella dice:
        -No se lo cuentes a nadie. No nos volveremos a ver.
        Se separa. Se levanta el pantalón y sale, llorosa, sin más palabras.
        Varios días después, estaba andando por la universidad, cuando se me acerca sonriente.
        -Hola, Andrés.
        -Hola.
        -Tengo que reconocerte que... aquello... fue muy agradable.
        -¿Lo sabe tu novio?
        -Nunca lo sabrá. Pero no me lo nombres, porque le quiero mucho y no le voy a dejar.
        -Captado.
        -Ayer te vi en la parada de autobús.
        -Tengo el coche en el taller.
        -¿A que hora terminas?
        -A la 8 y media.
        -Yo termino una hora antes. Mira, te espero en la biblioteca y te llevo a Madrid.
        -Gracias.
        Durante el trayecto, no estabamos hablando de aquello, pero cuando nos acercamos a mi casa...
        -Dime una callejuela oscura y solitaria.
        Me pongo nervioso. Se me hace un nudo en la garganta y le voy diciendo: frente- derecha -derecha -... Aparca. Se sienta sobre mí, mientras yo echo el asiento hacia atrás. Me mete mano. Sus finos y sensuales labios rozan con los mios. La agarro las tetas. La aprieto los pezones. Estám durísimos. Ella chilla. Se echa el pelo hacia atrás y se desabotona la camisa. Se la quita. Después el sujetador. Mi lengua, mis manos, mi boca, mis dientes, juegan con sus pezones. Ella, mientras, me desnuda la parte superior. Cuando termina, dice que no puede esperar. Me aparta de sus maravillosos senos, cada uno termina de desnudarse rápidamente, ella se arodilla y me la chupa hasta que se encuentra erecta. Entonces se sienta sobre mi polla y comienza a agitarse.
        -Ayyyyy, Andrés, quiero cabalgarte, quiero que me hagas daño.
        Que maravilla, como disfruta mi glande. Ambos movemos el trasero al unísono. La aprieto fuerte sus tetas y pezones. Ella me mira a los ojos, muy sonriente. Enciendo la radio. ¡Qué maravilla! Música bonita y una chica espectacular cabalgándome, mucho más excitada y decidida que la otra vez...
        Afortunadamente, Mamen había decidido cabalgarme de vez en cuando. Cualquier duda se le había disipado. Lo que pude disfrutar en los meses siguientes es inimaginable.




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