Marcela mi vecina 4: LA MALA INFLUENCIA
( Relatos Cuerno )



Sin dudas Analía era la más extrovertida en aquel grupo de las tres amigas. Le gustaba pero en exceso el sexo y era fanática de los juguetes sexuales. Tenía una basta colección de consoladores en todos los tamaños y colores, además de ser compradora compulsiva de lencería y todo tipo de adminículos de uso íntimo.

Estaba infelizmente casada, no tuvo hijos por propia decisión ya que trabajaba y se dedicaba a cuidar su cuerpo. Su esposo ocupaba un cargo en un banco multinacional y podía darle "un buen vivir", no le hacía faltar nada. Eso sí, el no la complacía en la cama y a veces pasaban semanas y hasta meses sin hacer el amor y Analía necesitaba satisfacer esa necesidad. Por eso primero recurrió a falos de plástico, bolas chinas y otros juguetes eróticos.... Y también los intercalaba con amantes que le surgían hasta por debajo de las piedras ya que con su cuerpo podría conseguir a quien quisiera.

Y cuentan por ahí que siempre traía algún plug metido en el culo era algo que lo hacía ya con normalidad y andaba así con esa gotita de metal metida en el ano como si nada.

La conocí en un acto escolar de Francesca, la hijita de Marcela y Nacho, yo fui con Gabriela y Analía también asistió a ese acontecimiento del jardín de infantes de la niña de Marce.

Analía era divina, 45 añitos, delgada con un cuerpo más onda modelo, piernas esbeltas y panza lipo aspirada de seguro porque no tenían nada de grasa abdominal.

Lucía un cabello color rubio platino por demás lacio y sedoso. Su pelo resaltaba su blanca piel y esos ojos grandes y expresivos de color verde. Tenía unos dientes perfectos y una boca grande (yo ya me tenté imaginando que le entrarían dos pijas juntas ahí y hasta pensé que no tendría problema en hacer un gang bang).
Traía puesto un jean básico, a decir verdad era cero culo pero igual tenía su encanto.
Describiendo a las tres amigas diría que Gabriela era más bien una Curvy Milf.... Analía era la modelito y Marcela era onda vedette, medidas 90-60-95, ButtWoman, la mujer del culo perfecto.

No conforme con que tipos más jóvenes que ella se adueñen de su cuerpo la muy perversa quería llevar por el mal camino a Marcela, y a confesión de partes siempre existió una envidia o tal vez celos de ella hacia la doctora Rodríguez quien tenía una vida feliz, un marido mucho más joven y un cuerpazo envidiable. Las dos iban juntas al gimnasio y eran las veteranas más deseadas. Ella desinhibida por completo, se daba con todo el mundo, pero Marce era un muro impenetrable, conversaba con los asistentes al gym lo justo y necesario.

Había un muchacho llamado Juan José que estaba caliente por Marcela tal vez más que quien les escribe. La deseaba al cien por ciento pero la madura ni lo registraba. Observarla entrenar con esas calzas hiper adherentes como si fuesen una segunda piel hacía que a Juanjo se le pare la pija con tan solo el contacto visual.

Era muy joven, tenía 25 años, un cuerpo trabajado a fuerza de entrenamiento y constancia, todo marcado, carilindo y simpático.

El tema es que Juanjo tenía sexo a menudo con Analía pero sentía una fuerte atracción por la rubia amiga de su amante.

De más está decir que además de acostarse con Juanjo Analía tenía sexo con dos o tres chicos más del gym, pero el chico de 25 era su favorito. Él la buscaba en su moto a la hora del almuerzo en la consultora privada donde ella trabajaba, la esperaba abajo y con un solo mensaje de texto diciéndole que ya estaba ella salía y de ahí directo a un hotel. Le sabía llevar el ritmo a la desatendida amiga de Marcela, motivo por el cual se destacaba del resto de sus parteners de cama. Ella le demandaba mucha actividad sexual y él aprovechaba su desesperación para hacerla suya en cuánta oportunidad se presentaba.

Un día Analía notó ciertas miradas de su chico para con la milf del culo perfecto en los entrenamientos del gimnasio, trató de sobrellevarlo pero sus celos se fueron acrecentando con el correr de los días ya que al chico se le iba la mirada casi sin disimulo por su amiga, era un impulso natural e incontenible.

Y así en una oportunidad después de tener sexo los dos tendidos en la cama de aquel hotel pudo sacarle palabra acerca del deseo que él sentía por Marce y Analía lejos de sentirse ofendida le dejó continuar con su alocución.

Decidió seguirle el juego y no le prometió nada....pero iba a hablarle a Marcela sobre él. Eso sí, juntó rabia por lo que acabó de escuchar pero ya no había vuelta atrás, Marcela era un imán de atracción con semejante retaguardia y Analía nada pudo hacer más que resignarse.

Planeó una estrategia para hacer dicho contacto, el NO de su amiga era el 99,9% ya que era por demás reacia y hasta algo antipática, si bien Marce y Juanjo se conocían de vista nunca intercambiaron palabras, simplemente eran dos personas que coincidían en una rutina de entrenamiento físico y nada más.

Un día aprovechando que Marcela descansaba luego de una rutina en el banco plano, Analía trajo al chico de los brazos fornidos y se lo presentó.

Desde ese momento él hizo las mil y una por ganarse un tanto de confianza de la doctora Rodríguez pero ella era más fría que un témpano. Mientras el pobre chico estaba muy pendiente de su rutina y hasta la ayudaba con las pesas, era como un personal trainner a tiempo completo.

Pasaron los días y poco a poco se notaba una incipiente confianza de ella hacia él pero siempre con respeto, al menor acto de desubicación ella le daría vuelta a cara de una cachetada. Era una mujer de carácter.

Analía miraba de lejos y se relamía, su plan se iba encaminado.

La flaca se centró en su idea.... En su retorcida mente diagramó algo que parecía no tener ni un margen de error. Planeó hacer una fiesta de disfraces en su casa quinta, eran días calurosos los que se vivían y un 21 de septiembre fue la fecha fijada para concretar su plan.

Analia quería ver cuánto tiempo resistiría su blonda amiga siéndole fiel a Nacho. Todo sea por dañar a esa pareja ideal.

Y dió la casualidad que el marido de Analía debía viajar para asistir a un curso de capacitación y perfeccionamiento laboral propuesta por la entidad a la cual pertenecía, así que la casa iba a estar disponible para realizar la "juntada".

Volviendo a Marcela y Juanjo, ya había un tanto más de confianza, a decir verdad a ella siempre le encantó calentar hombres, ese jueguito de gustar y ser deseada la remontó a viejas épocas y un tanto se estaba dejando llevar.
Era consciente de que ese chico le tenía ganas, y decir verdad no hay que ser muy iluminado para darse cuenta de las segundas intenciones de ese muchacho para con ella. La cuestión es que simplemente en su hogar estaba "muy bien atendida", Nacho se la cogía sin descanso y el amor y la pasión estaban intactos en la rubia cuarentona y su marido de veinte y tantos y no existía motivo para que se busque otro tipo. Pero con Analía taladrando su cabeza los malos pensamientos se apoderaban de su mente y ella se fue soltando de a poco.

Se empezaron a ver tímidas agarradas de manos simulando sostener la barra, o tocadas de pelo y espaldas mutuas, además ella venía más desinhibida a entrenar, era un infierno en calzas y se ataba la remera al raz del ombligo dejando la panza al aire..... y ese culo impresionante a la vista de todos!.

Y el plan de la "FIESTITA DE DISFRACES DEL 21 DE SEPTIEMBRE estaba a punto de concretarse.

Analía los interrumpió y tímidamente les hizo el anuncio. La idea era juntarse por la noche del sábado 20 para recibir el día 21 a las 00.00 horas juntos...eso sí... Iba a ser "algo íntimo"...solo con "amigos del Gym"....como una noche temática, nadie más que no fuese de ese centro de entrenamiento físico podía ir. Al menos esa fue la excusa perfecta para que MARCELA asistiera y bueno... Que JUANJO el chico carilindo pueda concretar con la blonda madura.

Llegó la tan esperada noche. Analía la anfitriona esperaba a sus invitados. Llegaron de a poco los muchachos, habrán sido 7 solteros, tres acompañados de sus novias más 4 chicas que asistían al gimnasio.
Con la fiesta ya empezada apareció Marcela, una diosa total quien optó por un disfraz de monja, la rubia se puso los hábitos pero a diferencia de una hermana de convento su ropa negra era de lycra hiper adherente sobre todo en la parte de atrás que destacaba esa virtud de la milf que se convirtió en el centro de las miradas de los presentes. Traía el pelo rubio reluciente y planchando como era habitual, sus infaltables anteojos estilo nerd y unas botas bucaneras con taco haciendo juego con el vestido largo que traía puesto.

Era la primera vez que salía sin Nacho, su marido, quién la dejó salir así de sexy como estaba porque venía a la casa de su amiga, qué iba a imaginar lo que esa noche le deparaba a su mujer.

A Marce le costaba socializar, se sentía muy mayor entre todo ese grupo de gente joven. Un par de chicos se le acercaron, Lucas y Ramiro, le tiraron todas las ganas de seducirla pero ella era inamovible..... Tenía fijado un rumbo, un objetivo. Levantaba la mirada en busca de Juanjo que aún no llegaba y tanta era su antipatía y fastidio que Lucas y Ramiro desistieron de la fantasía de llevar a la cama a la rubia cuarentona.

Marcela se estaba aburriendo, su amiga Analía la dueña de casa quien se vistió de Tinkerbell, la adorable hada de Disney. La rubia vestida con ese diminuto vestido color verde manzana hacía lo imposible por retenerla, estaba tan sobre ella que descuidaba a los demás invitados. Charla va charla viene por fin lo vió llegar a su príncipe que la rescataría de ese evento en el cual no se sentía cómoda. Para ese entonces Marce ya había tomado varios tragos, más que nada impulsada por Analía a beber, se la notaba un poco mareada pero mantenía su postura seria.

Más allá de la bebida cambió su expresión al verlo, el chico vestía un traje de Capitán América que calzaba a la perfección con su físico y aunque no lo admita, la blonda estaba fascinada con el muchacho.

La dueña de casa la abandonó un instante dejandola en compañía de Belén, la recepcionista del gimnasio.
Juanjo al entrar fue regañado por Analía. Entre otras cosas le reprochó que todo esa movida se hizo para que él logre tener un encuentro con su amiga y que por poco ella se iba a ir....así que le pidió que proceda y recomponga las cosas.

Ya para ese entonces Marcela tenia una cara de aburrida y fastidiosa pues otra vez perdió de vista a su hombre. Belén fue a buscar algo de beber para las dos pero en la barra fue interceptada por Ramón, un morocho grandote jugador de rugby. Cabe destacar que Belén estaba en busca de ligue esa noche y se entretuvo tanto en el camino que no volvió mas.
Y la rubia vestida de monja de convento quedó sola una vez más. Pero al instante fue rodeada por Javier, Tomás y Peter, quienes la arrinconaron de a tres y estaban a su alrededor como perros en celo, cuando por arte de magia el superhéroe acudió a salvarla de esos tres pesados y se la llevó fuera de la casa.

Ya eran las 23:58, se terminaba el 20 de septiembre y el tan esperado Día de la Primera asomaba. Y como si fuese víspera de Navidad, hicieron la cuenta regresiva todos en el amplio patio al borde de una piscina. La noche se prestaba para la diversión y el lugar era espectacular. A las 0:00 del 21 de septiembre levantaron sus copas y brindaron por la llegada de la Primavera. Ya Marcela estaba más animada con Juanjo a su lado alzando la copa.

Ramiro puso música a todo volumen, explotaban esos parlantes y todos bailaron y la pasaron bien. La fiesta se puso más entretenida cuando melodías más alegres empezaron a sonar. Tuvo el acierto de dejar de lado esos temas de reggaeton y trap que no eran muy del estilo de Marcela y Analía, y ambas se motivaron a salir a la pista.

Temas de cuarteto y cumbia sonaban. Todos salieron a bailar, los que tenían a sus novias lo hicieron, Belén con Ramón, los que pudieron sacaron a la pista a las chicas que estaban disponibles y los que quedaron sin pareja bailaron entre ellos, y como era de esperar Marce con Juanjo.

Juanjo le hacía marca personal a la doctora Rodríguez y bailaron cara a cara, el ya la agarraba de la cintura y ella se desenvolvía con total confianza. A ella le encantaba bailar y el chico tenía talento, era un buen partener. Sonó el tema Darte un Beso de Prince Royce, una bachata fenomenal y ahí se los vió más juntitos que nunca, la pierna del chico metida entre las piernas de la rubia, miradas cara a cara sus labios ya casi se rozaban y una manito atrevida se posaba en la frontera entre la cintura y el nacimiento de la nalga de la doctora, ahí le gustaba jugar en ese lugar tan deseado y prohibido. La escena era muy sensual.

Analía mientras tanto no perdió el tiempo. Bailó con Máximo otro de los invitados y se estaban comiendo la boca sin descaro. Ella tenía ese disfraz de hada color verde manzana y parecía no tener puesta ropa interior. Máximo le metió manos por todas partes al mismo tiempo que sus lenguas se trenzaban a la vista de todos.

Marcela se sintió incómoda, ver a su amiga así de regalada hasta le dió vergüenza, se alejó y se sentó en una reposera alejada de todos.

Juanjo fue atrás de ella, se le acercó con un par de copas e intentó transportarla a otra realidad, la rubia todavía era chapada a la antigua, sabía medirse y no hacer chiquilinadas como su amiga. En el fondo se sentía mal por todo ese show casi porno de Analía.

Bebieron uno, dos y tres tragos. El chico pudo cambiarle el humor y de a poco la hizo reír.
Miradas en silencio, abrazos y tomadas de mano. Le hablaba al oído y la blonda sonreía, poco a poco ese iceberg difícil de romper iba cediendo en partes a esa altura de la noche.


Al menor descuido quiso verla sin sus anteojos puestos.... ella le decía Nooooo con gestos pero el muchacho insistía. Volvió a su intento de desnudar sus ojos, los susurros al oído se acrecentaron y a Marcelita se la veía sonrojada...entre intento e intento pudo lograr su objetivo: Le quitó los anteojos y ella agachó la cabeza con timidez.
le dió un beso. Marcela algo excitada por la bebida...por el baile....Y porque gustaba de Juanjo correspondió a los labios y lengua de su enamorado.

El la besaba muy bien, despacito sin apurarla....de a ratos soltaba sus labios y ella volvía a buscarlo y tomaba las riendas para iniciar otra vez la jugada. Y así siguieron un largo rato, ella sentada al borde de la reposera y el arrodillado a sus pies a puro beso los dos solos en ese universo que crearon ambos. Ya eran besos más prolongados y la rubia se lo permitía. Marce se puso de pie y Juan José la aprisionaba de la cintura... Beso a beso boca con boca se olvidaron de los presentes y Marcela que era una mujer casada y una señora de su hogar.

El muchacho ya tenía una erección que no podía ocultar y esa rubia vestida de monja sintió un deseo sexual incontrolable y su cuerpo la delataba respondiendo a los estímulos, y así entre tantos besos y el contacto físico con ese chico fornido la rubia se dejó llevar.

Entre los arbustos se formó una tercera pareja: Belén la recepcionista del gimnasio estaba siendo seducida por Ramón, el morocho grandote jugador de rugby. De tantos besos y cachondeo se la acomodó sobre el, se bajó el pantalón y sin mediar palabras la empezó a coger de parado a la recepcionista vestida de porrista.

Marcela incómoda (o aprovechando la oportunidad) entre risas le dijo al oído a su joven enamorado que la lleve a otro lugar. No era nada grato ver una pareja teniendo sexo a metros de ella.

La tomó de la mano y casi desapercibidos pasaron entre la gente que bailaba. Sintió vergüenza e intentó pedirle permiso a su amiga pero ella estaba rodeada de tipos que le bailaban alrededor, Analía estaba totalmente en otro mundo. Y a Marcela no le quedó otra que buscar un lugarcito íntimo para sacarse las ganas. Era la casa de su amiga y todos eran adultos y sabían lo que hacían y a esas horas de la noche la Doctora Rodríguez estaba más que entregada a Juanjo, tenía ganas, quería hacer el amor sí o sí.
El no la soltaba y agarraditos de las manos con risas complices el Capitán América y la monja de los hábitos de lycra subieron las escaleras en busca de una habitación.

Se metieron en el dormitorio de Analía, una tremenda cama King Size los esperaba. La parejita hervía de calentura y no disimulaban las ganas de coger, besos de lengua, manos por todas partes y ropa volando por los aires atestiguaban los espejos de aquel dormitorio.

El vestido de la rubia ya incomodaba, Juanjo muy excitado se lo sacó y ella se desprendió el corpiño. Abajo traía puesto un culotte de encaje negro que le quedaba como si fuese pintado a su piel sobresaliendo y redondeando más de lo habitual a ese culo. Ella le sacó el disfraz a su hombre con desesperación ya que se morían de ganas de hacerlo.

Le bajó el pantalón y el bóxer al unísono y para sorpresa se topó con una verga gigante, cabezona y sobre todo muy venosa y unas bolas grandes como las de un caballo pura sangre reproductor, además de estar sin un solo vello en esa zona.
Sinceramente era una terrible pija!!.

Era imposible que un chico de 25 años tenga tremendo miembro, la rubia recalculó y pensó si toda esa carne le entraría.
Su macho tenía todo, la trataba con dulzura, respetaba sus tiempos, era educado, tenía lindo rostro, un cuerpo hecho a fuerza de entrenamiento y una pijota enorme para coronar.
Al verlo desnudo se terminó de convencer de que con Juanjo hizo una buena elección. Iba a ser "un permitido, un touch, un revolcón" algo de una sola noche y estaba más que decidida de entregarse a esa cosita linda que supo elegir.

Se olvidó de su marido, de sus hijos y de las altas horas que marcaban las agujas del reloj, alejó los remordimientos, puso primera dándole para adelante sin culpas y se sacó el culotte. Estaba excitada, muy humeda y lista para que ese semental la penetre.

Desnudos se tiraron en la cama besándose de un modo desesperado. No hubo tiempo a que la blonda se quite las botas bucaneras por lo que se las dejó puestas haciéndola más deseable aún.

El arriba y ella abajo a pura pasión. Le comió las tetas, no quería salirse de los pezones y ahí se quedó jugando con su lengua hasta endurecerselos por completo. Bajó hasta su abdomen haciendo un descanso en el ombligo y volvió a subir hasta llegar a la boca de su amante. La hacía sentir bien, querida, deseada y respetada. A pedir de ella se puso un preservativo y de a poco dieron inicio al ritual sexual.

Marcela la sintió toda. Un fuerte Ahhhhh!!!!! dió la pauta de que esa primera embestida la sintió hasta las entrañas.

Gemía gemía y gemía.... El se lo hacía muy rico y despacito volviéndola loca. Esa pija le estaba ensanchando la concha. La bombeaba como con miedo, o tal vez eran los nervios propios de esa primera vez. De a ratos se le salía y ella con sus manos le indicaba el camino para que vuelva a entrar.

Se lo hacía con una magia increíble, y la rubia de cuarenta y tantos años flotaba en el aire. Estuvo sobre ella un largo rato, detuvo sus embestidas para comerle la boca una vez más cuando ella le puso las piernas al hombro queriendo más pija. Se la metió en esa postura dándosela con más entusiasmo y Marce alcanzó un orgasmo muy intenso.

Con su compañera satisfecha y tras cinco embestidas más descargó toda su leche adentro de su deseada mujer. Por suerte tenía el profiláctico puesto porque su leche era abundante.

Al mismo tiempo, afuera estaba heavy la cosa. Los chicos que vinieron con sus parejas se fueron retirando quedando los lobos solitarios rodeando a Analía.
Era presa fácil, Máximo tomó la iniciativa y se le fueron arrimando Peter, Javi y Tomás. Se turnaban para comerle la boca y manosearla. Ella feliz de la vida acechada por cuatro hombres cuyas edades promedio rondaría los 20 y 30 años. Máximo no tenía problemas en compartirla con el resto y la flaca aparte de ser muy puta estaba por demás ebria.

Fueron todos al living, Ramiro al ver qué todos entraban detrás de Analía apagó la música y se unió al grupo. Entre todos la manoseaban a la flaca y le fueron quitando la ropa. Y cuando Peter le bajó la tanga la tiró al sofá y notaron que tenía algo de color fucsia metido en el culo.

A simple vista parecía una joya... Peter curioso y excitado se puso a centímetros de sus nalgas y la escarbó con detenimiento.
_Hay que puta que sos mami _ se le escuchó decir y agarrando la base le fue sacando del culo esa gota de acero que tenía puesta a presión.

Costó en salir, ella hacía movimientos para retenerlo y los demás se acercaron a ver tal pornográfica escena.

Ni bien lo soltó el agujero del culo quedó por demás abierto y Máximo de un empujón lo corrió a Peter y separandole las nalgas dejó expuesto el ano dilatado de Analía. Excitado por tal escena procedió a lamerle el culo. Su lengua cabía cómodamente en ese cráter profundo.

Todos se estaban desnudando y Ramiro tomo la iniciativa y se la cogió primero. El joven de barba y vestido de pirata era el de más baja estatura y el que de todos tenía el pene más chico. Máximo abandonó el culo de la veterana y ella se sentó en el sofá sobre Ramiro y estaba tan desesperada que gemia como si la pija que le estaba entrando era la de un africano.

Por detrás del sofá Javier le metía la pija en la boca mientras Máximo se masturbaba para endurecer ese miembro y ser el segundo en encularla.

Ramiro no aguantó demasiado y le acabó adentro. Analía con una pija en la boca no omitió palabra.

Tomás le ganó el segundo puesto a Máximo. Ramiro se salió y su amigo en la misma postura se la hizo entrar toda. Se apuró un poco, no tenía el miembro del todo erecto y quiso ganarle a los demás. Analía pidió cambiar de postura y apoyando los codos sobre el respaldo quedó en cuarto patas. Tomas como entrando en una fosa se acomodó debajo de ella volviendo a metérsela en la concha. Viendo ese culo tan abierto Máximo (el de la pija más grande) se las ingenió y se puso arriba y esa cabezota punteó ese ano tan tentador y se la hizo entrar con maestría.

Ahí gimió de verdad la pobre Analía. Tanto que abandonó el miembro de Javier que estaba en su boca cubierto de su baba. La culeada que le daba Máximo y la pija de Tomy adentro suyo al mismo tiempo la hizo estallar en un fuerte orgasmo.

Tomás le largó su leche bien adentro, pero Máximo le hacía el culo de un modo bestial, ya con brutalidad y ella amaba sentirlo ahí. Se la sacó cuando sentía que de momento a otro iba a explotar, y así fue..... Le regó la espalda con su semen.

Quedó exhausta, después del polvazo de Máximo, aquel rudo mecánico, Tinkerbell los abandonó para ir a higienizarse.

Aún faltaban dos. Y mientras se fue al baño y estando sentada en el inodoro Peter irrumpió y le metió su pijota en la boca. Ella obediente chupó y chupó...y el chico le cogía la boca con furia. El muchacho conservaba en la mano el plug que le sacó del culo allí en el sofá adelante de todos, la hizo poner de pie apoyando las manos sobre la pileta se lo volvió a introducir.

Le hizo un mete y saca por un tiempo. Ella exitadisima otra vez quería más. Hasta que Peter cambio plug por pija y se la enterró en el culo.
Y tuvieron sexo anal de un modo más que intenso, de a ratos se lo sacaba y se lo metía en la conchita, y después se la volvía a meter por atrás. Cuando ya no podía más se la sacó, la hizo agacharse y le decoró la cara con su semen.

Volvió a limpiarse y regresó desnuda a la planta baja. Los que ya la habian cogido salieron al patio y se tiraron a la piscina. Solo uno quedaba por montarla, se trataba de Javier, el chico disfrazado de indio mohicano.

La tomó de atras y tapándole la boca y ojos se la llevó a la cocina. La sentó en un banco alto de madera y con el pene firme como un mástil adhirió su pecho a la espalda de ella y tomándola del pelo inició la penetración. Analía tenía una vocecita chillona y gemía muy muy fuerte. Javi por ser el último se tomó su tiempo para disfrutarla y se la cogió por la concha y luego por el culo. De todos fue Javier quien más aguante tuvo. Se la dió largamente por atrás con fuerza y hasta con violencia y la madura tuvo un orgasmo fenomenal. Se aceleró más a medida que las embestidas le avisaban que iba a acabar. No pudo más y explotó adentro del culo de la dueña de casa dejandola inundada de su leche.

Terminado ese round sexual se la llevó así como estaba, chorreando leche entremezclado con algo de sangre de su taladrado orificio anal y se metieron al agua con el resto. Allí bebieron y Ramiro estaba deseoso de que la flaca le haga sexo oral y ella repuesta como si nada no puso objeción. Y así todos nuevamente la rodearon, los penes erectos se turnaban para ser succionados por esa boca hambrienta y el sexo grupal en la piscina era digno de una película porno.

Cuando se cansaron de penetrarla por delante y por detrás descargaron su semen en el rostro angelical de la dueña de casa. Sus cinco amantes quedaron exhaustos.

Salieron al rato de la piscina y los chicos que le dieron un gang bang a la mujer del empleado bancario se fueron juntos. Los fue despidiendo a cada uno con un beso y les agradeció tal fenomenal cogida que le dieron. Estaba satisfecha.

Marcela y Juanjo seguían en su mundo aparte. Los dos desnudos en esa cama gigante estaban más que acaramelados. Ella le acariciaba los pectorales además de sus bíceps y abdominales y de a poco fue bajando con sus manos un poco más. Marcela quería hacer el amor de nuevo y Juanjo con el estímulo manual y los besos buscones de la rubia logró una erección en segundos. La cosa se encaminaba a la perfección para iniciar un segundo round de a dos.

Para ese entonces, Analía estaba sentada en el sofá viendo Netflix, cubierta solo por un remerón del marido que encontró en el cesto de ropas sucias. Su pelo mojado y sin bombacha. Tenia una resaca bárbara y el dolor de cabeza era intenso, y si bien todos los presentes se fueron solo quedaban dos a quienes perdió de vista.

Descalza y casi en puntas de pie subió las escaleras, llegó a su habitación y sigilosamente entre abrió la puerta, cuando los vió a ambos desnudos más que entretenidos uno con otro, observó la escena, los dejo seguir y cuando ella se acomodó sobre él decidió que era momento de poner un stop a tanta pasión.

_Que vivan los novios!!_ les gritó de modo altanero abriendo de par en par la puerta. Ya no escondió la gran envidia que sentia por su amiga. Siempre fue resentida para con Marcela y ese odio que le tenía es porque a su amiga todo le salía a la perfección y de modo natural. Envidiaba que tenga un marido muchísimo más joven, sentía celos porque ella era madre de tres hermosos hijos y sobre todo porque era feliz en su matrimonio. Y más bronca le dió al ver que había concretado con Juanjo su amante favorito y se sintió arrepentida de haberselo cedido de tal modo, en fin, su plan resultó y ahí los tenía desnudos en su propia cama.

Marcela avergonzada dió un salto de la cama y buscó sus ropas que estaban desparramadas por la habitación y más allá del incómodo momento se sintió herida por los dichos de Analía, quien la trató de Mosquita Muerta devenida en prostituta entre otros insultos.

Y ante semejante humillación Marcela taurina de carácter retomó fuerzas y se hizo respetar, la arrinconó a Analía y una desnuda y la otra cubierta por una remera enorme se agarraron de los pelos.

Juanjo las separó y sirvió de contención para ambas rubias, de las dos Analía fue quien llevó la peor parte por la tunda que le propició Marcela y el chico hábil conciliador las fué serenando a ambas.

Estando las dos en paz y luego de un llanto inevitable de ambas lograron que Analía se acueste y concilie el sueño, y para ese entonces Marcela se vistió y un tanto arrepentida por todo lo vivido decidió volver a su hogar.

Al bajar las escaleras y a punto de abrir la puerta fue retenida por el muchacho quién la calmó y le dió unos timidos besos y caricias. _No te podes ir así _ le dijo y la trajo de regreso al sofá.

Marcela sonrió confundida.

Y después de la pelea, la reconciliación y tras darle una ducha a su amiga del alma y dejarla dormida en su cama Juanjo de a poco la fue convenciendo de retomar eso que quedó inconcluso en la habitación de arriba.

Ambos se deseaban y el juego de a dos volvió a empezar. Esta vez le sacó las botas bucaneras y degustó los pies perfectos de la milf. Pasó la lengua por entre sus deditos y se los fue comiendo uno a uno con lujuria. Sin dudas eso la encendió más y se la notaba más que demandante. Subió un poco y le bajó el culotte negro, se hundió en medio de sus piernas y ella se retorcía de placer.

Marcela Alejandra Rodríguez quería coger, y ésta vez no hubo preservativo pero eso ya no importaba. Quedó cuasi acostado en el sofá de cara a la televisión y ella se lo montó tal cual como en aquella pieza matrimonial antes de ser interrumpidos. Se miraban a los ojos y se besaban con ternura y cuando ella estuvo "lista" acomodó el miembro erecto de su amante y de a poco le fue entrando y los ojitos se le pusieron blancos tras deshacerse de sus anteojos con aumento y revoleaba su larga cabellera rubia al compás de los saltones sobre la verga de su amante.

Ella feliz, cabalgaba entusiasmada, su partener tenía cuerda para rato, la aguantaba de un modo espectacular.

Juanjo envuelto en sudor y ella también, el le cacheteaba las nalgas mientras perdía su cara zambullida entre los pechos de esa tan deseada mujer. Marce la tenía toda adentro y se movía más y más buscando un orgasmo. Se quedaron quietos un instante...y ella asintiendo con la cabeza casi sin fuerzas alcanzó la cima y tras enérgicas embestidas Juanjo le acabó en lo más íntimo de su anatomía.

Y se quedaron así, uno en otro inmóviles, y dicen por ahí que las segundas partes ya no son tan buenas como la primera pero aquí se dió un resultado inverso. El polvo que se echaron Marcela y Juan José fue increíble.

Ella no quería que el se salga de su interior y lo retuvo y agotados y desnudos envueltos en transpiracion se durmieron abrazados en el sofá.

Pasaron las horas y el sol estaba alto, Marce se despertó desorientada y fue directo a darse una ducha.

Al salir Analía ya se había despertado y bajó por las escaleras. En tanto Juanjo dormía profundamente aún en el living.
A Analía ya no le molestó saber que su chico y su amiga volvieron a tener sexo en su casa, toda la pelea le sirvió para entender un montón de cosas, entre otras comprendió que su amiga manejó la situación de un modo profesional, para Marcela fue simplemente sexo y nunca se involucró sentimentalmente. Marce quien supuestamente sería la víctima se transformó en victimaria. Sació sus necesidades físicas y nada más sin culpa alguna.

El sol asomando marcaba el paso de las horas y la rubia le pidió ropa prestada a Analía. Se puso una remera estampada, una bermuda y unos crocs color rosa pálido además de una meter en una mochila las botas y el vestido usado esa noche.

_No te molesta si ahora me lo cojo yo?_ le preguntó Analía a Marcela, a lo que ésta le respondió _Para nada, es todo tuyo y gracias por prestármelo_.
Y era más que evidente que en esa jornada dominical los dos solos en la casa vacía no iban a hacer otra cosa más que coger, Analía se iba a dar el gusto cuántas veces quisiera con su Sex Toy humano.

Se despidieron en la puerta con un abrazo y ambas sellaron la paz.

Ya camino a casa Marcela se puso anteojos oscuros que guardaba en la guantera, hizo una parada en una panadería y compró facturas para desayunar con su familia.
Cruzó la calle en diagonal al local donde entró primero e ingresó en una farmacia. Solicitó aspirinas porque no daba más del dolor de cabeza, llevó una crema cicatrizante de uso vaginal y un anticonceptivo de emergencia tambien conocido como la Pastilla del Día Después (por cualquier inconveniente que pudiera presentarse).

Llegó a casa y Nacho en el living miraba por TV la repetición de un partido de fútbol de la UEFA, el no le dijo absolutamente nada y ella se le sentó en el regazo y con un tierno beso y un TE AMO a su marido puso fin a todo lo que había pasado en esa noche de fiesta en casa de La Mala Influencia llamada Analía.





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