Hombre Mayor/Esposa Joven 2: En el Hotel Spa
( Relatos Confesiones )



Ha pasado bastante tiempo desde aquella primera historia sobre mi mujer y el Doctor Bustamante pero Alejandra sigue con la idea fija de calentarse con el primero que le mira la cola, sea quien sea y sea donde sea. Le gusta provocar y tiene una habilidad para no hacerse cargo de sus actos. Lo peor que cada vez la miran más porque con cualquier prenda se le marca terriblemente ese hermoso culo que tiene que dicho sea de paso cada vez está más grande, redondo y tonificado a fuerza de gimnasio, pilates y un exhaustivo tratamiento con electrodos en esos 95 benditos centímetros de cadera.

En cuanto a mí diría que mis erecciones van en paulatino descenso y se me hace casi imposible hacerle el amor, por lo que debo esforzarme en practicarle sexo oral hasta hacerla alcanzar el orgasmo. Ale lo disfruta y mucho pero sé que en lo más íntimo de su ser se queda con ganas de sentir una pija grande y dura adentro.

Decidimos auto regalarnos unos días de descanso en un Hotel Spa ubicado en las sierras de Córdoba. Veníamos de unos días muy agotadores en el trabajo y también pensamos que sería ideal para estar solos, algo así como una mini luna de miel con el objetivo de que yo pueda conseguir una erección a pleno otra vez.

Ale estaba muy motivada con la idea, empezó su búsqueda en internet hasta que encontró el lugar perfecto, nos decidimos y emprendimos viaje.

Llegamos y el lugar era hermoso, con una vista privilegiada de las sierras y desde que ingresamos nos colmaron de atenciones.

Ella estaba feliz, y en la recepción la tentaron para que conozca la piscina y desde ahí no dejó de insistir y quería ir ya mismo!.

Llegamos a la habitación, dejamos los equipajes, nos aseamos y luego le complací ese deseo de ir allí. Por mi parte me puse una malla roja y Ale una bikini blanca bien chiquita que dejaba ver todos sus atributos, especialmente le resaltaba ese culazo perfecto ya que se le metía toda de un modo escandaloso.

Cuando se quitó el pareo no me sentí demasiado cómodo ya que había gente en la piscina y me brotaron los celos al ver como los ojos de esos turistas se posaban en el cuerpo de mi esposa.

Fue así que ocupamos dos reposeras y nos tendimos a tomar sol. Ya habían pasado casi dos horas cuando de repente escuché risas y murmullos y ví como comenzaron a entrar un montón de personas ocupando casi todos los lugares disponibles alrededor de la piscina.

La tranquilidad que había hasta ese momento desapareció. Notaba que algunos de los recién llegados le clavaban la vista sutilmente a Alejandra que se encontraba tirada en la reposera boca abajo con anteojos de sol puestos.

Me percaté de que un hombre solitario no dejaba de mirarla desde la otra orilla de la piscina, hasta que tomó coraje, se tiró al agua y vino nadando hacia nosotros.

Se acercó y se presentó formalmente, tuvimos una charla amena y respetuosamente le tendió la mano a mi mujer.

Su nombre era Francisco, un productor agropecuario oriundo de La Pampa, alto, con una barba prolija y deduje que en edad era quizás contemporáneo a Alejandra.
Intercambiaron miradas cuando Ale se puso de pie y Francisco aprovechó para observarla de arriba a abajo.

Charlamos un buen rato y Ale se quitó las gafas oscuras y algo presentí, ya que estaba muy demostrativa, risueña y se acomodaba a cada rato su rubio y lacio cabello mientras hablábamos los tres.

_Vengan conmigo que los invito a que se queden en la piscina VIP del hotel, ahí van a estar tranquilos, son todas personas adultas y no hay tanto tumulto como aquí._

La miré a Ale y ésta asintió con la cabeza, juntamos nuestras pertenencias y nos fuimos con él.

Haciéndose el caballero hizo que pasara primero mi mujer pero lo hizo para poder mirarle el culo durante todo el trayecto. Aún hablando conmigo no podía dejar de ver tal demostración que estaba dándole mi señora moviendo de aquí para allá ese culazo tan redondo y perfecto.

Noté como Francisco estaba caliente con Ale y me comencé a excitar de tal manera que se me empezó a parar de forma espontánea cosa que disimulé metiéndome las manos en los bolsillos de la malla.

Por fin llegamos, era una piscina mas chica que la que habíamos estado y efectivamente habían pocas personas cada quien disfrutando en silencio.

Francisco le comía la cola a mi mujer con la mirada y noté como ella se había dado cuenta, porque arqueaba la espalda y la sacaba mas afuera para que se la admirara mejor.

Por su parte el pampeano puso una cara que inmediatamente se transformó en una mirada de deseo.

Trató de componerse de la situación y nos invito a que tomáramos lugar en dos reposeras que estaban vacías. Fue un alivio poder sentarme, ya que estando parado era casi imposible disimular la erección que me había provocado la escena.

Nos trajo un trago a cada uno y no hacía otra cosa que estar pendiente de cada movimiento de Alejandra.

Me di cuenta que esto le estaba encantando a ella porque un tanto a propósito se había acostado boca abajo y levantado el culo de tal modo que nos daba una vista fabulosa con tremendo espectáculo.

Francisco nos pidió permiso y se alejó un momento y ya estando solos le comenté a mi esposa el modo en que la miraba ese tipo.

_Si ya sé... dejalo que mire, no es mi problema!!_ me respondió de un modo un tanto altanero.

_Lo que pasa es que te está cogiendo el culo con los ojos_ le dije.

Y cometí un craso error al decir esto. Sabía que a Ale escuchar esas cosas le provocaban un efecto adverso al buen comportamiento pero por mi calentura no me pude contener.

_Basta Toto!!_ me contesto ella, mientras me miraba con la mayor cara de puta que tiene y supe que estaba en celo.

_No te soporto más, me voy al agua_ dijo.

Y caminando enojada parando bien la cola la meneó hasta llegar a la escalera de la piscina por la cual bajó despacito hasta que se sumergió por completo.

Yo sentado veía como era el centro de las miradas y eso me ponía cada vez peor.

_La verdad que tenes una mujer hermosa_ escucho que dicen a mi espalda, Era Francisco que había regresado y se sentó a mi lado.

_Gracias, le respondí tragando saliva.

_Cuidala... con ese cuerpo debe ser la tentación de más de uno.

_Ella sabe cuidarse sola_ le respondí.

_Veo que no te molesta que los hombres la miren_ me dijo, ya un poco fuera de lugar.

_No, no me molesta, al contrario me gusta que admiren a mi mujer, es hermosa y nada puedo hacer para evitarlo_ le respondí.

En eso veo salir a Ale de la pileta y se dirigía a nosotros.

Al llegar tomó el toallón y comenzó a secarse de forma muy sensual y se hizo un silencio sepulcral. Los dos la mirábamos y Francisco que la tenía tan cerca no ocultaba las ganas y ya se le notaba el principio de una erección que trató de esconder.

Cuando terminó de secarse decidió acostándose en la reposera boca arriba y comenzó a untarse la piel con un protector solar.

Estuvimos un rato hablando cosas sin sentido, ya que Francisco estaba más que atento a lo que pudiera hacer mi mujer, cuando supuse que ésta no daba más de la calentura y provocativa decidió darse vuelta y ponerse boca abajo otra vez.

Francisco por su parte al verla así me miró como pidiendo mi consentimiento, y le di el sí ya que deseaba saber hasta donde podía llegar.

_Pregúntele a su marido si la deja que yo le pase la crema en la espalda.

_Amor me dejas que el señor me pase cremita por atrás?_ me pregunto mientras levantó la vista para mirarse la cola.

_Si vos querés a mi no me molesta_ le respondí casi sin poder modular palabra.

Francisco le esparció un chorro de crema sobre la espalda y comenzó a frotársela, mientras que Alejandra cerró los ojos y se notaba que explotaba de ganas.

_Déjeme ponerla un poco en la cola. Usted tiene una piel tan blanca y sin protección se le va a poner roja por el sol.

Ella abrió los ojos me miro como pidiéndome permiso y levantó un poco el culo.
Yo ya no podía hablar. Si bien se me había parado desde antes, ahora al verla a mi mujer siendo manoseada por un desconocido me puso a mil.

El sujeto con mi permiso comenzó a masajearle el culo casi con desesperación. Las manos se le deslizaban tan fácil a causa de la crema y Ale relajada y a su vez tan caliente se dejaba invadir por esas manos.

Y aprovechando la situación ya que ella no decía nada le metió un dedo debajo de la tela de la bikini blanca y timidamente descubrió los labios vaginales de mi rubia que estaban algo lubricados para ese momento.

Ella al sentir ese dedo invasor quedó en estado de alerta, dió vuelta la cara y lo miro como diciendo Qué hacés, o tal vez fue una mirada deseando que siga.

Francisco le tiró otro chorro de crema ésta vez bien en la zanja y con la bikini corrida comenzó a extenderlo con dos dedos llegando a sus lugares más intimos y fué muy osado y llegó hasta a masajearle la concha.

Yo sentado junto a ellos me manoseaba la entrepierna, observando todo sin poder creer.

_Lo que usted necesita es un masaje mas profundo, le dijo mientras le pasó los dedos por el ano para después acomodarle esa tela tan fina como una rienda de nuevo en su lugar.

_Jorge...si no te molesta llevala a tu habitación asi le damos un tratamiento más intensivo a tu mujer.

Y no me salían palabras, es que me había calentado tanto la situación que lo único que quería era bajarme la malla y hacerme una paja.

_Me dejas amor que el señor me haga masajitos más profundos?_me preguntó de un modo muy correcto. Imposible negarme.

Eso fué demasiado para mi. Me levanté, la tome de la mano y la llevé hacia la habitación. El pampeano al rato nos siguió sin decir una palabra como no pudiendo creer lo que estaba pasando, la verdad ni se imaginó que lo conseguiría.

Entramos primero, y al rato llegó a la habitación, la tomó de la mano y la hizo sentar en la cama.

Yo tomé asiento en un puff que estaba contra la pared para observar en primera persona el "tratamiento".

_Bueno señora, sáquese la bikini y tírese en la cama por favor.

Entonces ella le dió la espalda y se sacó primero el corpiño, luego metió los dedos al costado de la diminuta prenda de color blanco y se la fué bajando despacito, dejando a la vista su precioso culazo al desnudo. Se tiró en la cama y se acostó boca abajo a pedir de ese sujeto.

Se le sentó al lado y comenzó a acariciarle suavemente la espalda, se salteó a sus muslos y pantorrillas para aterrizar de lleno a la planta de los pies, que es una zona súper erógena en Ale. Jugó un rato ahí adorando dedo por dedo hasta cansarse cuando sus manos fueron despacito en ascenso hasta llegar a la redondez de su culo.

Ale al sentirlo justo en ese lugar paró más la cola y separando las piernas dejó ante la vista de ese señor su abierto ojete expuesto.

Francisco al ver eso le metió de golpe dos dedos hasta el fondo.
Ale pegó un gemido y automáticamente se puso de rodillas o en cuatro como quieran llamarlo, señal de que estaba más que lista.

Los dedos de Francisco entraban y salían en su culo y concha mientras ella solo pedía más y se retorcía de placer.

Testigo de tan caliente escena me masturbé frenéticamente. Yo esperaba impaciente y como sucedió aquella vez con el Doctor Bustamante éste tipo le iba a romper el culo a Alejandra ante mis ojos.

_Bueno señora, con su permiso y el de su marido vamos a empezar el tratamiento_ le dijo mientras se sacaba el short.

Dejo ante nuestra vista su terrible miembro parado que tenía un tamaño normal pero si mediría como 5 centímetros de ancho ese tronco.

Le hizo sacar mas la cola para afuera, le arrojó un escupitajo justo ahí y de un solo movimiento la penetró.

_Mmm Sii...!!_ fue el primer alarido de mi mujer que soportaba como la mejor esa pijota ancha bien adentro.
Francisco le hacía el culo enloquecido ya que Alejandra estaba más puta que nunca y necesitada de ser cogida desde hace tiempo.

En un descuido se la sacó y Ale se dió vuelta, lo agarró y se lo llevó desesperadamente a la boca.

_Mmm Jorge veo que a tu señora también le encanta chupar... Y lo hace de maravillas!.

Yo solo miraba como la tocaba por todos lados, le manoseaba las tetas, le refregaba la pija por la cara, le metía la lengua en el culo y los dedos en la concha para después besarse en la boca y tenían una conexión como si se conocieran de toda la vida.

Alejandrita lo estaba disfrutando al máximo y no paraba de gemir, tanto que hasta temí que alguien vendría a golpear la puerta y quejarse por los ruidos de semejante maratón sexual.

Y así estuvieron largo rato, Francisco me decía lo hermosa y lo puta que era mi mujer y la penetraba sin piedad.

Al escuchar eso parecía liberar cada vez más a la bestia ávida de sexo que se ocultaba en mi joven esposa quien no tardó en llegar al primer orgasmo.

Al rato las sabanas ya estuvieron todas mojadas producto de las constantes acabadas de mi mujer puesto que el pampeano se la cogía con todas las ganas. Se la sacaba del culo y se la metía en la concha y después en la boca y de la boca al culo y así... y ella contenta con mucha energía se dejaba y quería más y más.

Francisco casi sin fuerzas le dijo que ya se venía la cremita y Ale le pidió que le acabe en el culo y bien adentro (palabras textuales).

Le rogó que se ponga en cuatro y ella obediente con el culo bien levantado y las piernas separadas lo hizo y se metió un par de dedos en la conchita hasta alcanzar otro orgasmo. Francisco con furia se la ensartó hasta no poder contenerse y a pedir de Alejandra explotó y le dejó hasta la ultima gota de su leche en lo más profundo de mi mujer.

Quedaron rendidos. Cuando recuperó fuerza él fue a bañarse y Ale vino a mí. Nos besamos tiernamente y por su mirada de puta sabía que quería hacerlo una vez más. La dejé ser libre y se fué detrás de su macho. Se ducharon juntos y de parados lo hicieron otra vez mientras yo miraba a través de la mampara de vidrio que se empañó por completo.

Cuando todo terminó Francisco se despidió y antes de irse nos dejó su tarjeta, era su último día en el Hotel Spa así que nos invitó a visitarlo cuando quisiéramos en su provincia natal.

Al cerrar la puerta nos volvimos a la cama con mi mujer y la noté exhausta y no era para menos. La examiné y con cuidado y observé que le quedó la colita muy roja, abierta y ardida y se la lamí con tanto amor y lo disfruté.

Y se me puso dura de nuevo sin la ayuda de ningún fármaco pues era más que un estímulo lamerle ese ojete colorado por el maltrato que recibió en instantes previos.
Lo importante es que logré hacerle el amor otra vez después de tanto tiempo y ella como nueva con las ganas a flor de piel y recuperada como si nada hubiera pasado alcanzó otro orgasmo pero ésta vez conmigo.

En los dos días restantes de nuestra estadía Ale se mostró feliz y puso todo de su parte para que yo también lo sea. Renovada, fresca y vital se hizo fanática de los masajes descontracturantes, del sauna y de todas las prestaciones que nos ofrecía el hotel. Además pasaba mucho tiempo en la pileta tomando sol y haciendo lo que mejor sabe hacer: Exhibirse ante los ojos de muchos hombres.

Y todo eso me servía de estímulo porque íbamos a la habitación y cogíamos como en los viejos tiempos.

Quedamos felices y agradecidos con la atención de ese Hotel Spa serrano pero indecisos porque no sabemos si volver en una futura escapada o bien irnos a conocer La Pampa sabiendo que Francisco la espera allí con muchas ganas.




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8496

Categoria
Confesiones

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