Odio la Navidad
( Relatos Fantasias )


Sé que a muchos les sonará raro, incluso molesto, pero no me importa: DETESTO LA NAVIDAD. No me gusta. Me pone de malas esta época del año en que se pregona la buena voluntad y el amor incondicional, sin base alguna. Y esto lo sabe mi novio. Pero como a él le encanta tanta ñoñería, se empecina en imbuirme del espíritu navideño.

Sin más el lunes pasado antes de navidad me llevó literalmente a rastras a un megacentro comercial para tomarme una foto con Santa. Hizo que me formara en una fila llena de niños y niñas que se la pasaron riendo y saltando de un lado para otro. Hacía frío y en realidad tenía más ganas de ir al baño a hacer pipi, que estar en aquella fila.

Finalmente llego mi turno. Me dejaron pasar a sentarme con Santa Claus no sin antes barrerme críticamente con la mirada. El actor que hacía de Santa había sido escogido perfectamente: Su barba parecía natural, regordete, y con una sonrisa de oreja a oreja. Me sentí confiada y dispuesta ante aquel sujeto bonachón, que ni siquiera me dio tiempo de nada y me sentó en sus piernas: Haber, pequeña, qué es lo que quieres. La conversación se dio en susurros. Hacer pipi, dije como si fuera una niña desvalida que ha sido regañada por sus padres.

Aquel dulce viejecito me acarició la pierna con calidez y dulzura, y a mí se me despertaron unas ganas locas de ser maliciosa y, sabiendo que él no podía hacer más, me propuse excitarlo hasta el colmo. Esa sería mi manera de desquitarme de la navidad, de ejercer mi Grinch interno.

Me acomodé mejor en una de sus piernas, mientras las mías se colocaban en medio, tocando apenas su escondido miembro. Me recosté en su regazo y le acaricie la barba con ternura, era natural. Inmediatamente su cuerpo reacciono; sentí como su arrugado pene comenzaba a levantarse. Me acerque a su oído y le dije, de verdad quiero hacer pipi. Si no voy me orinare en tus piernas.

Que niña tan sucia y mala, respondió, que atrevida, decirle eso a Santa. No mereces regalos esta navidad. Su mano apretaba mi pierna, acariciándola y subiendo casi hasta acariciarme la vulva. Lo pasaré por alto, continuó diciendo, si me cuentas qué quieres que santa te traiga esta navidad. Un caramelo, contesté lasciva, un dulce enorme para meter en la boca y poder chupar como loca. Te encantan los dulces, pequeña. Sí, sobre todo el tuyo. Niña sucia, tienes al pobre santa con calentura. Será mejor que vayas al baño si no harás que ensucie mi traje.

Entonces me indicó donde estaba el baño. Anda ve a hacer tu pis, dijo. Y me despidió dándome una nalgadita. Difícilmente pude aguantar. Cuando abrí la puerta apenas pude levantarme la falda y bajarme la tanga. Uff qué alivio, sentí como el chorro salía de mi chocando contra la taza.

Entonces por la puerta del retrete que había dejado abierta apareció con su traje rojo, SANTA. Mi primer instinto fue el de correr, pero el querido viejo me atajo con su dulce voz: Mi pequeña, aquí está el caramelo que pediste. Una descomunal verga se coloco delante de mi rostro. Estaba erecta, grande, rubicunda. La cabeza del glande sobre salía roja y hermosa. La tome entre mis manos y la acaricie, la bese con furia y comencé a lengüetearla y chuparla, sentía como se calentaba más y más en mi boca, la introduje y me esforcé por chuparla, succionado con ganas con fuerza aquel hermoso caramelo.

Mientras probaba con alevosía aquel dulce salado, Santa me apretujaba las tetas con sus enormes manos, metiéndolas entre mi suéter, sus manazas exprimían con amor mis boobies, haciendo que los pezones me dolieran de deseo. La experiencia del hermoso viejo hizo que empezara a mojarme pidiéndole por favor que me tomara.

Te voy a regalar un bebe, dijo, y con una fuerza que no creí capaz me volteó y me ensartó sin mayor preámbulo. Su verga enorme y alevosa se clavo en mí haciéndome disfrutar cada embestida que me daba. Mi vagina se abría ante aquel enorme falo y provocaba el derrame de mi miel. Una y otra y otra vez sentí como sus caderas chocaban contra mi nalga mientras me ensartaba con singular destreza y alegría. Finalmente se derramo en mí. Llenándome de su espesa simiente.

Después de salir del baño fui a buscar a mi novio, cuando llegue y lo cubrí de besos el semen de santa todavía escurría por mis piernas. Dónde estabas, preguntó. En el baño, contesté. El 24 de diciembre me llegó a casa un paquete con un consolador. Venía firmado: Tu Santa del Centro comercial. Después me entere que mi novio había dado la dirección.

Todavía no disfruto la navidad, pero puede que tenga esperanzas, se que Santa estará en el centro comercial, hoy y mañana, dicen que estará con sus duendes, así que pienso ir a verlo y agradecerle su enorme regalo. También decirle que el niño no me llegará, pero que podemos seguir intentándolo.
Felices fiestas a todos.Lúbricos y felices pensamientos. Jo, jo, jo.


Comentarios


Me gusto tu relato me imagino cual centro comercial fuiste amiga espero que sigas escribiendo mas relatos de tus vivencias va?
perfil Rafaelnolasco31gmai
Me gusto tu relato me imagino cual centro comercial fuiste amiga espero que sigas escribiendo mas relatos de tus vivencias va?
perfil Rafaelnolasco31gmai
Muy buen relato exitante
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4979

Categoria
Fantasias

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