Día de limpieza, día de placer (parte 2)
( Relatos Transexuales )


Día de limpieza, día de placer (parte 2)

En el relato anterior describí cómo entre mi amiga, su amigo y yo convertimos ese día de limpieza en día de placer. Continuaré narrando detalladamente lo que aconteció después de nuestra primera satisfacción.

Después de darnos una pequeña ducha, cada quien por su lado, nos encontramos nuevamente en la recámara de mi amiga. Ya para entonces nos sentíamos los mejores amigos del mundo y nos sentíamos en total confianza. Le confesé al amigo de mi amiga la atracción que sentía por él y que además me encantaba la forma en que se dirigía hacia mí, ya que su voz era muy varonil y la forma de decir la cosas parecían órdenes que debían ser cumplidas de la mejor manera posible. ¿Cómo es eso? Me preguntó. Le dije que cuando me siento muy excitada me gusta que me digan lo que debo de hacer o lo que les gustaría que les hiciera, ya que soy capaz de complacer cualquier gusto o fantasía que se les ocurra, siempre y cuando sea para obtener el mayor placer.

¡Ah, con razón! Exclamó. Por eso todo cuanto te pedí que hicieras todo lo que te pedía, no dudaste en hacerlo. Ahora comprendo el porqué de tu insistencia de que te dijera todo cuanto se me ocurriera, ¿verdad? Así es, asentí.

Entonces, ¿te gustaría seguir siendo mi putita dulce y obediente? Me lo preguntó al mismo tiempo que miró a mi amiga. Asentí que sí, pero al ver la mirada de complicidad entre ellos, pregunté: ¿Acaso se traen algo entre manos? Lo dije en un tono sugestivo. Viéndose nuevamente se dirigieron unas sonrisas nuevamente de complicidad y, respondiendo esta vez mi amiga, dijo: Es que cuando te estabas duchando le comentaba a él que para mí fue una experiencia deliciosa y lo que más me sorprendió que hayas aceptado acomodarte de la manera que lo hiciste cuando me estaba penetrando, sentir tu lengua en mi vagina mientras tenía su verga dentro de mi culo fue algo maravilloso. Sí, me imagino, contesté pero es como digo yo, soy capaz de hacer cualquier cosa para obtener el mayor placer. Por eso me gusta que me “ordenen” precisé. Y como lo pide tu amigo no hay manera de decir que no.

Entonces, volviendo a mirarse nuevamente, me preguntó: ¿te gustaría ser su puta y complacerlo en todo? Sí, claro estoy dispuesta a todo. ¿Ves?, te lo dije, le caíste super bien y creo que le gustas mucho. Empezó a reír mirando a su amigo. Así que, voy a dejarlos solos, mientras salgo a la calle a comprar cosas para la cena, ¿les parece? Ni él ni yo dijimos nada, nos quedamos completamente callados aceptando la propuesta.

Al salir de la casa mi amiga y dejarnos solos en la habitación él tomó la palabra y dijo: ¡Vaya! Parece que adivinó mi pensamiento. Respondí casi inmediatamente, síiiii! Igual que el mío!
Pues aprovechemos el tiempo, ¿te parece? Sí mi amor. No dudé en acercarme y darle un beso profundo y amoroso, quería que me sintiera lo más dócil y accesible para él, estaba más que dispuesta para sentirme de su propiedad.

Después del beso profundo que nos dimos me giró lentamente y me abrazó por la espalda, me besó suavemente el cuello y acercó sus manos a mis pequeños senos, tocó mis pezones ya erectos que me hicieron estremecer, acercó sus labios a mi oído y susurrando me dijo: mmmmmm, qué ricas tetitas tienes, amor. ¿Te gustan? Inquirí… son tuyas. ¿Mías? Volvió a susurrarme… sí, todo lo que quieras te lo doy, quiero que me hagas tuya en cuerpo y alma. Hazme sentir mujer y te daré lo mejor de mí, te darás cuenta que mientras más mujer me sienta más me entregaría a ti. Me confesó que nunca había estado con alguien como yo, que sería su primera vez, a lo que respondí: déjame mostrarte de lo que soy capaz y te aseguro que será algo maravilloso para los dos. Solo déjate llevar por tus deseos e instintos y haz conmigo lo que quieras.

Volvió a girarme para quedar frente a frente y me dio un beso casi desesperado, pero muy excitante, buscó con su lengua la mía y quedamos entrelazados durante varios minutos, sus manos apretaban ansiosamente mi cuerpo y yo le correspondía de la misma manera, me soltó para dirigir sus labios a mis pezones y empezó a succionarlos, ahhhhh, exclamé, echando hacia atrás mi cabeza para tratar de levantar mis pechos y siguiera chupándolos. Así, amor, así… mmmmm… sigue.. sigue… goza mis tetas que son tuyas… ahhhhh… qué rico me chupas amor… ¡me vuelves loca! Mmmmmm… Tienes ricas tetitas amor, se sienten duritas y muy calientitas… no serán grandes pero sí parecen de una hembra de verdad. ¿Verdad que sí? Le respondí… y es que cada vez que me besan y acarician así siento que crecen y me hacen sentir mujer de verdad. Sigue chupando amor… me encanta!! Sentía sus labios succionando con más fuerza como deseando que en cada chupada éstos crecieran más y más.

Me llevó a la cama y siguió chupándome los pezones, yo cerré los ojos disfrutando del placer que esto me provocaba y de haber tenido uñas femeninas seguramente le estuviera rasguñando su espalda. ¿Sabes? Me dijo… quiero provocarte que te sientas mujer porque tengo unas ganas locas de cogerte, después de que vi tus nalgas y ahora que te las toqué, me doy cuenta que se ven muy ricas y seguramente tienes un rico culito muy estrecho que apretarías muy rico mi verga. Sí, amor lo que tú quieras, inquirí. Pero antes déjame demostrarte de lo que soy capaz cuando me siento cachonda y bien puta. Haz conseguido que me sienta así con tus caricias, tus besos y tus palabras y quiero que me trates así… como tu putita, que no me ofenderé de ninguna manera, al contrario… mientras más puta me trates, más candente y golosa puedo ser. No quiero que te quedes con algún deseo oculto, ¡pídeme lo que quieras! Le exigí. Ya para ese momento estaba más que lista para cualquier cosa.

Aprovechando ese momento de exigencia, el amigo de mi amiga me acomodó de tal manera que quedé con las nalgas paraditas y las piernas separadas. De esa forma pude sentir sus manos acariciándome la redondez de mis nalgas y sus dedos explorando mi orificio anal. Al hacer esto me decía: mmmmmmm, chiquita..! que delicia de nalgas tienes! Y ese agujero si que está apretadito, siento cómo oprimes mi dedo como queriendo impedir que te lo introduzca. No amor, le dije… es que siento tan rico que no quiero dejar salir tu dedo de mi culo…me gusta… sigue.. sigue..mmmmm….ahhhhh…! mientras gemía de esa manera movía mis nalgas y él no dejaba de introducirme su dedo en mi ano. Afortunadamente procuro mantener depilado mi orificio anal y escuchaba con agrado la forma en que se dirigía a mi estrecho culito. Ahhh.. se ve tan delicioso que cualquier puta desearía tener…mmmmmm. Mi amor, me dijo… tienes un culo de puta que no puedes negármelo. No, no amor… es tu culito… y me encanta moverme como puta para ti…¿te gusta? O me quieres sentir más y más puta..mmmmm. Muévete así.. me gusta verte el agujero y sentirte más cachonda amor… ahhhh… Anda, abre tu culo para mi… Sí amor, tus deseos son órdenes…soy tuya… tu hembra, tu nena, tu puta… quiero ser tu mujer..!! Y diciendo esto tomé con mis manos mis nalgas y recargando mi cabeza en la almohada, abrí lo más que pude mi culo y con voz suplicante le dije: Anda, cógeme… No espero más y, subiéndose a la cama, tomó su instrumento varonil y lo dirigió a la entrada de mi abierto culo, sentir la cabeza de su miembro en el umbral de mi orificio me provocó un placer que no había sentido antes. Sería la primera vez que sería penetrada sin haber lubricado previamente con mi boca la verga que estaba a punto de desgarrarme, instintivamente cerré los ojos y separé con mis manos mis nalgas con más fuerza y casi podía sentir el aire que rozaba mis paredes anales. Cachonda como estaba ya estaba urgida de recibir ese miembro que ya estaba perfilado para infiltrarse en lo más obscuro de mi ser. Con placer empecé a recibir cada centímetro de esa rígida verga que me estaba perforando el agujero, ayudó un poco la penetración el que su fluido preseminal se dispersara en mi entrada anal. Así que lentamente, pero con firmeza, recibí aquel pedazo de carne que poco a poco se estaba introduciendo hasta llegar a lo más profundo de mi ano. Sentí que lo metió en su totalidad al percibir que sus bellos púbicos me hacían cosquillas en la redondez de mis nalgas, sus manos se apoderaron de mis caderas y permaneció ahí durante varios segundos, sentí un poco de dolor cuando empezó a retirarlo lentamente, a lo que reaccioné arqueando la espalda, él comprensivo de esa situación se detuvo y volvió a meterlo, a lo que agradecí lanzando un gran suspiro… pero sabía que no podíamos permanecer así, por lo que empecé a moverme hacia adelante y sacarme poco a poco su rica verga. Para su sorpresa le dije: quédate quieto, amor… déjame hacer el trabajo a mí. Empecé a moverme lentamente de atrás hacia adelante y poco a poco logré que ese delicioso instrumento masculino se deslizara en su totalidad en mis entrañas. Mi “amante” quedó complacido de esa acción y permaneció lo más quieto que pudo, aunque no dejaba de exclamar lo bueno que como puta me estaba comportando. Yo gozaba como loca de la cogida que me estaba dando ya que yo llevaba el ritmo que a mí me satisfacía y aunque por un momento me sentí egoísta de disfrutar de mi placer, se compensaba al escuchar al amigo de mi amiga decir cosas como: ¡qué puta eres mi amor! ¡qué rico coges! ¡eres la mejor puta que he conocido! ¡muévete así…! Mmmmm, realmente eres una puta..!! ¡qué rico aprietas mi verga, nena! Ahhhh… Si así como aprietas con el culo ya me imagino cómo lo harás con la boca..!! mmmmm. Aprovechando esa insinuación le dije: amor, me muero por mamar tu verga y saborear tu rica leche. ¿te gustaría terminar en mi boca? Sí amor, me respondí. ¡Estoy a punto de explotar! Me desprendí de aquel miembro que me había dado tanto placer anal, que no dudé en querer recibir mi dotación de leche que me había ganado con mi trabajo arduo.

Se puso de pie arriba de la cama y yo me arrodillé frente a su miembro, lo tomé con mis manos y lo dirigí golosamente a mi boca, él aprovechó para acariciarme de nueva cuenta los pechos y oprimirme suavemente los pezones, se lo agradecí lamiendo su verga desde sus testículos hasta la punta de su miembro, al llegar a su cabeza la chupé varias veces y por cada chupada que le daba el me apretaba los pezones, creo que los dos gozábamos de las sensaciones que nos provocaba esa situación. Sentí su vientre contraerse en señal de que estaba a punto de venirse apresuré el ritmo de mis chupadas y, dando un gran gemido, explotó intensamente en mi boca, tragué su semen con rapidez ya que deseaba que no sacara su miembro de mi cavidad bucal sin haber derramado la última gota de su leche tibia. Quería que se llevara de recuerdo la mejor mamada que le hayan dado en su vida, no sé si lo conseguí pero me esforcé de tal manera que así fuera. Al terminar de eyacular se desplomó en la cama y no paraba de gemir y suspirar. Como pudo intentó agradecer el momento y que esperaba que esto se repitiera en otra ocasión. Sonreí para mí y me dije en mi mente: Ya verás que sí, pero en la próxima me vestiré de hembra y será muy diferente a como fue hoy…

Pasados 10 minutos de ese encuentro, llegó nuestra amiga cargando sus víveres. Nos observó y dijo: se ve que aprovecharon bien el momento, lo malo es que no me invitaron…

Nos miramos y dijimos: ¿otra vez?...




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Detalles



Nombre do Relato


Codigo do Relato
5659

Categoria
Transexuales

Fecha Envio


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