Mi cumpleaños trajo muchos cambios a mi vida 3
( Relatos Confesiones )


Mi cumpleaños trajo muchos cambios a mi vida. III
Hola queridos lectores, mi nombre es Gabriela, tengo 33 años recién cumplidos. Tengo una hija Alexa que recién cumplió 15 años, es muy parecida a mí un poco más bajita 1.50 mts, y con mi actual pareja tengo un bebé de 6 meses.
Soy bajita 1.55, de piel blanca, delgada 55 kg, normalmente soy de senos medianos, pero como estoy amamantando ahora están hinchados, cintura delgada y unas nalgas redondas y duras, tengo unas piernas bonitas bien torneadas, afines a mi cuerpo menudo.
Como resultado de la plática de mi padre con Alejandro el acepto de mala gana casarse conmigo, organizándose rápidamente y de manera improvisada la boda.
Fue una fiesta sencilla con familiares, yo estaba radiante y feliz con mis vestido entallado blanco y mi ropa interior de encaje blanco también, zapatillas altas, maquillada, y a pesar de la forma en que se dio la primera vez yo amaba a Alejandro y me sentía realizada casándome con él.
A cierta hora de la madrugada Alejandro me llevo a su departamento que sería mi nuevo hogar, él tenía sus copas encima, llegamos me cargo en sus brazos y entramos a su recamara, estaría por segunda vez con él, pero esta vez seria con mi pleno consentimiento.
Me pidió que me hincara y se la sacara, cosa que me sorprendió un poco pero ya estábamos casados, aun vestida de novia me hinque le desabroche su cinturón, bajándole su pantalón y sus boxers, saliendo su enorme pene frente a mí.
Dale una mamada me dijo, le dije que no me gustaba e inesperadamente me soltó una cachetada diciéndome, ¿tu mama no te dijo que tienes que obedecer a tu hombre?, las lágrimas corrieron por mis mejillas y le dije, pero mi amor es que no me gusta, te va a gustar me dijo, mételo a tu boca ¿o quieres otra cachetada?, haciendo arcadas lo metí a mi boca, el me tomo de mi velo que aún tenía en mi cabello y empezó a cogerme en la boca, yo me provocaba y escurría saliva, y suplicaba que parara, pero mientras más le suplicaba parecía que más le excitaba y más duro me daba, de repente lo sentí palpitar en mi boca y chorros calientes, escupiéndolo como podía manchando todo mi vestido, una vez que termino me levanto la cara apretándome las mejillas y me dijo: esto lo vas a hacer todos los días así que vete acostumbrando, no es nada malo, y más vale que te lo tragues la próxima vez, soy tu marido y vas a hacer todo lo que te diga, te queda claro?, contestando con miedo que sí.
Me levanto me tomo de la mano y me llevo a la cama, desvistiéndome, mi segunda vez que pensé ahora si sería placentera ya no la disfrute tanto, terminamos dormidos, parte del vestido en el suelo, parte en la cama, mi cara con el maquillaje corrido por las lágrimas, mi saliva y semen, vaya que mi vida estaba cambiando drásticamente, mis sueños de ser una esposa feliz y tener un marido maravilloso, no se parecían a la realidad, sin embargo supuse que era normal y que debería poner de mi parte.
Amaneció el siguiente día, me levante recogí todo, me bañe, tratando de olvidar los malos momentos, decidida a echarle para delante, prepare el desayuno y fui a despertarle, el me abrazo cariñosamente acariciándome, y sentí que me empujaba hacia abajo, haciendo un esfuerzo me lo metí a la boca, sabia a semen, a mis jugos, me esforcé para no vomitar, lo sentí crecer en mi boca, he de reconocer que esa sensación me gustó mucho, cuando estuvo totalmente parado me jalo, me sentía mojada, me levante el vestido, hice a un lado mi tanga y me fui montando, me había excitado, me acariciaba los pechos mientras lo cabalgaba, apretaba mis pezones, haciéndome sentir un poco de dolor, pero estaba muy caliente, empecé a subir y bajar sentía un orgasmo venir, hasta que no pude más explotando en un enorme orgasmo, sentí que se salía de mi abundante liquido mojándolo todo.
Lo sentí explotar dentro de mi llevando al éxtasis total, exhausta me desmadeje sobre su pecho, acariciándome cariñosamente, una vez repuesta le pedí perdón por haberlo mojado tanto, le dije que no sabía que había pasado, a lo que me dijo que no me preocupara que le había gustado mucho y que siguiera así, nos bañamos, desayunamos y los siguientes días fueron maravillosos.
Era muy cariñoso, me decía cosas que me enamoraban, me encantaba hacerlo con él y la felación se volvió parte de nuestra vida sexual.
Día viernes se fue a comer con sus amigos y regreso entrada la noche un poco tomado con una bolsa y me dijo ponte lo que hay ahí y espérame en la cama, entre a la recamara abrí la bolsa y habían una tanga de hilo, un bra que no cubría casi nada, ligueros y medias de red todo en negro y unas zapatillas doradas, abrí los ojos asombrada, empecé a ponerme las prendas pero me sentía incomoda, parecía una prostituta y no estaba segura de que sea la imagen que le quería dar a mi esposo, me vestí y me tape con las sabanas esperando.
Entro a la habitación con otra bolsa que vacío en la cama y me arranco la sabana, ¿Por qué te tapas? Me dijo. Es que me da pena le conteste, a la vez que miraba varios objetos en la cama (consoladores, bolas chinas, un plug anal con una cola de zorrita, etc) a partir de hoy estos serán tus amiguitos y jugaremos con ellos, me dijo.
Amor no hay necesidad de eso, contigo me es más que suficiente, le dije, contestándome: Mastúrbate puta!!!, no pude contener las lágrimas me sentía humillada, acercándose a mi dándome una cachetada, vaya creo que solo así entiendes, me dijo, ábrete y mastúrbate que te quiero ver!!!, con lágrimas en mis mejillas, obedecí abriendo mis piernas y pasándome la mano, metete los dedos, me dijo, mientras se quitaba la ropa. Recordé mis noches de adolescente que me acariciaba soñando con príncipes y yo una princesa.
Se acercó desnudo, me jalo para que quede acostada abriéndome las piernas, agarrando un consolador como conejito pero que tenía un aditamento como su colita que llegaba hasta atrás, me lo metió encendiéndolo, y la vibración llegaba hasta mi ano, haciéndome sentir cosas que no había experimentado antes, cerré los ojos y me deje llevar, estaba aprendiendo que cuando estuviera tomado no debía decirle que no, porque se ponía violento, mientras el aparato vibraba él se acariciaba la verga que se encontraba durísima, mientras yo estaba mojada escurriendo mis jugos entre mis nalgas, saco el aparato y empezó a besarme la vagina, sintiendo su legua recorrerme de abajo a arriba, la sentía pasar por mi ano y subir a mi vagina, sensación rara pero que me gustaba, sentí sus dedos hurgar en mi ano, jalándome para impedirlo, pero una mano en mi seno jalándome me indico que no era buena idea poner resistencia.
Estaba muy excitada, el conejito y su lengua habían hecho su trabajo, agarro el plug anal con cola de zorra, y sentí que me lo iba a meter, era delgado y no muy largo, decidí no poner resistencia sintiendo como invadía mis entrañas, no pude evitar las lágrimas, una vez adentro se subió sobre mi levantando mis piernas a sus hombros dándome una cogida brutal que me hizo estallar en un enorme orgasmo junto con él, cayendo desmadejadamente sobre mí.
A partir de hoy estos son nuestros juguetes, lávalos y cuídalos porque los vamos a utilizar mucho, si los quieres usar cuando no este te doy permiso, me escuchaste? Me dijo, a lo que apenas asentí con la cabeza.
…CONTINUARÁ.

Agradezco los comentarios que me han hecho sigan escribiéndome Gracias.


                                




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Codigo do Relato
7888

Categoria
Confesiones

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