EN LA ZAPATERÍA
( Relatos Gay )


EN LA ZAPATERÍA

A las 5:35 de la tarde de viernes, una lluvia suave cae en la ciudad, hoy mi vehículo tiene restricción, voy caminando hacia mi casa y decidí pasar a arreglar uno de mis zapatos.

Toco la puerta del lugar y desde la ventana un hombre de unos 30 años me pregunta ¿qué se le ofrece? - y le cuento brevemente el problema. Ya le abro para que revisemos su caso - me dice – y abre la puerta del negocio que había cerrado 35 minutos antes.

Una vez que revisa mi caso me dice que como es rápido puedo esperar por el trabajo y me invita a sentarme en la silla que esté frente a él, mientras realiza su labor. Gregorio, que es su nombre tenía el cabello mojado, recién se había duchado, vestía una camiseta que dejaba mostrar su espectacular cuerpo fornido y un short que le sentaba muy bien. Desde que me abrió la puerta de su negocio pude notar que no se había puesto ropa interior, esto por los movimientos sensuales de su paquete dentro de su pantalón corto.

Inició su trabajo abriendo un poco sus piernas muy bien formadas y pude ver claramente al lado derecho su glande con el prepucio retraído, lo que me dio la impresión de que estaba buscando tener algo conmigo allí dentro del negocio.

Mi pene empezó el proceso de erección de ver ese pene dormido y bastante grueso.
-        ¿Le gusta lo que está viendo? – me dice Gregorio
-        Pues la verdad es que usted tiene su verga bien gruesa.
-        Es que cuando usted llegó me estaba bañando y me excité.
-        ¿Y eso?
-        Es que cuando me enjabono y limpio mi verga me dan ganas.
-        ¿hace cuánto que no la usa?
-        Siempre me pasa y más ahora que usted me la está mirando con deseo y puedo ver que ya su entrepierna lo muestra.

Gregorio continuaba con su trabajo y a menudo se tocaba su verga y abría un poco más sus piernas para que yo lo mirara. Duró como 15 minutos su trabajo y me entregó el zapato arreglado y me lo colocó en mi pie. Tomó mi mano y la colocó en su entrepierna y puso la suya en la mía
-        No le pregunto porque se veo que la quiere tocar.
-        Se siente bastante gruesa.

Se bajó su pantalón corto y me hizo una señal de que jugara con su pinga. Se la empiezo a masajear y empieza a crecer más hasta alcanzar lo que podría decirse que son unos 18 centímetros y un muy buen grosor.

Me empieza a desabrochar el pantalón, luego a masajear mi pinga que ya estaba a tope.
-        Tiene muy buena verga amigo
-        Ni se diga usted. No creo que sea tan fácil que alguien se la aguante toda dentro.
-        Pues le cuento que hasta ahora la han aguantado muy bien, tanto mujeres como hombres. A mi doña (esposa) le encanta.
-        A cualquiera le gustaría.

Me hizo dar una vuelta y con una mano me tocaba la verga y con la otra pasaba sus dedos por mi ano suavemente.
-        A usted como que no le han metido una buena verga ¿o me equivoco?
-        Dos veces lo han hecho pero pequeñas.
-        Se nota que han sido pequeñas, pues en un rato va a tener adentro una verga de macho y va a sentir bien rico.
Y bajo a chuparme el ano, los testículos, el miembro. Gregorio chupaba de una forma espectacular y muy pronto me tenía al tope de excitación. Luego me puso su verga en mi boca para que lo chupara, me ponía sus testículos y volvía a hacérmelo él a mí, hasta que llegó el momento que me dice
-        ¿quiere que se la meta? Verá que a como está de excitado no le va a doler mucho y tendré cuidado.
-        Métamela por favor.

Volvió a chuparme el ano y al rato sentí como la cabeza de su pene hacía presión para entrar. Lo hizo lentamente haciendo que yo disfrutara cada milímetro que entraba, con un poco de dolor pero con un placer infinito.
-        Ve lo que le dije, no le dolió tanto y ya tiene más de la mitad adentro. ¿sigo?
-        Siii, siga, siga…

Lentamente siguió hasta que sentí su vientre pegado a mí.
-        Ya la tiene toda dentro de su culo, es toda suya.
-        Dele suave, deje que me acostumbre al tamaño del vergón que me acaba de insertar.

Y así lo hizo, hasta que inició movimientos más y más rápidos. O hacía con una gran maestría hasta el punto que llegó a sacarla casi toda y volver a meterla. Yo estaba sintiendo un placer muy grande.
-        Que rico se siente, eres muy bueno cogiendo, a pesar de que tienes una picha tan grande y gruesa.
-        Eso se aprende, para que puedan disfrutar a plenitud.

Durante unos 15 minutos más cambiamos de posiciones, y cuando tenía mis pies sobre sus hombres y me estaba metiendo y sacando su picha me dice
-        Estoy a punto de regarme
-        Yo tambieeeen

Empezó a moverse mucho más rápidamente y sentí que se hacía más gruesa su pinga
-        Me riego, me riegoooooooo, me riegoooo. Que ricoooooo, ricooooooo
-        Ahhhhhhhh,   me estoy regandooooooo,   ahhhhhh, ahhhhhhhhhhh

Fueron varios minutos de placer de ambos, del disfrute más grande que había tenido alguna vez.   La calma empezó con los jadeos de ambos.
-        Gracias, que rico que vine a arreglar mi zapato con usted. Nunca me imaginé que iba a tener tanto placer, gracias
-        ¿Sabe algo? Es la mejor cogida que le he dado a alguien. Me di cuenta del disfrute suyo en todo momento y el mío ni se diga.

Creo que hoy me hice verdadero acreedor de mi sobrenombre.
-        ¿y cuál es su sobrenombre?
-        Me dicen Toro. Y si la vaca es lechera acaba de hacerme un toro lechero y lo vamos a ver ahorita que vayamos al baño y saque la cantidad de leche que le quedó adentro…
Toro no mintió, era bastante leche.    (humbost2).




Escriba aquí su comentario sobre el relato:

Opps! Debes iniciar sesión para hacer comentarios.

Detalles



Nombre do Relato


Codigo do Relato
7944

Categoria
Gay

Fecha Envio


Votos
0